El altar es la mesa del Señor, no deben estar junto a él ni en el presbiterio los que no tengan ninguna función litúrgica
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Antes que todo miremos qué es el altar. El altar, primero que todo y esencialmente, es en sí un signo de Cristo que es Sacerdote, Víctima y Altar de su propio sacrificio. Por eso es reverenciado y respetado en todo momento. También el altar es el punto de unión entre la liturgia temporal y la eterna, entre la liturgia terrenal y la celestial.
El altar es el lugar fijo donde se ofrece el santo sacrificio de la misa, es el ara donde se realiza sacramentalmente el sacrificio de la Cruz, es la mesa del Señor en torno a la cual se congrega el Pueblo de Dios para participar en la misa; representa a Cristo, por eso el sacerdote lo besa al llegar y al despedirse.
A partir de aquí habría que distinguir entre el presbiterio (parte de la iglesia inmediata al altar, generalmente elevada sobre el resto de la planta) y el altar que ocupa el lugar central del mismo. En el presbiterio, durante la misa, deben estar los ministros ordenados (obispos, sacerdotes y diáconos) y los acólitos instituidos (incluidos los ministros laicos y/o monaguillos).
Y cada uno se moverá según sus funciones y en el momento oportuno. Desde el momento en que comienza la plegaria eucarística hasta antes de distribuir la comunión, estarán en principio -única y exclusivamente- junto al altar los ministros ordenados. Los servidores del altar se acercaran y se alejaran del dependiendo de su función.
“En ausencia del acólito instituido, al servicio del altar y para ayudar al sacerdote y al diácono, pueden designarse ministros laicos” (Instrucción General del Misal Romano 100).
Tanto el acólito instituido como los ministros laicos (que pueden ser jóvenes o niños a los que se les puede llamar monaguillos) serán llamados servidores del altar.
“Las funciones que el acólito puede realizar son de diversa índole y muchas de ellas pueden ser simultáneas. Así pues, conviene oportunamente repartirlas entre varios. Cuando se dispone de un solo acólito, éste realizará las funciones más importantes, y las demás se distribuirán entre los ministros” (IGMR 187).
¿Quiénes no deben estar en el altar?
Es obvio que no deben estar ni en el presbiterio ni al lado del altar durante toda la misa los que no tengan ninguna función litúrgica. ¿Quiénes? Pues ningún fiel, incluidos el sacristán, el comentarista, el salmista, los fotógrafos, etcétera.
Los cantores y los músicos deben estar en el coro de la iglesia o en una capilla cercana al presbiterio y permanecer allí durante toda la celebración eucarística. Los lectores y los que hacen la oración de los fieles deben formar parte de la asamblea y acercarse al ambón para su servicio; una vez realizado han de regresar a su respectivo lugar.