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OPINION: Chaveznuestro, o la estupidez como ideología

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Steven Neira - publicado el 08/09/14
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Durante estos últimos meses han ocurrido un sinfín de situaciones que podrían ser justamente merecedoras de este título, sin embargo la que se ha llevado el premio ha sido el “Chavez nuestro”. De más está decir que no pretendo argumentar porqué esto no tiene pie ni cabeza, más aún, el punto de vista que daré aquí, no es ni siquiera inspirado por una indignación religiosa como católico – que la tengo – sino por una preocupación como ciudadano de Latinoamérica, cuyo país está también sumergido por una corriente socialista que mucho da que desear y pocas esperanzas muestra de ser “liberadora” como lo suelen vender quienes la promueven.

Después de leer un artículo de Uta Thofern en la sección de Actualidad de Latinoamérica en DW[1], llego a la triste conclusión de que, las sandeces que me parecían una especie de broma o sátira por parte de Nicolás Maduro con respecto al “pajarito que le habla” o “el culto a Chávez”, han sido realmente hechas de consciencia y creyendo firmemente que hace bien. Me dirán ingenuo muchos, pero en verdad tenía la esperanza de que esto fuese broma de mal gusto o metáfora, sin embargo concuerdo con la autora del artículo antes citado, en que esto ya se convirtió en una secta fanática. Más aún, no contento con la desfachatez de cambiar el “Padre Nuestro”, Nicolás Maduro arremetió contra los obispos de Caracas, alegando que sus quejas con respecto al “Chavez Nuestro” no eran otra cosa sino una especie de “nueva inquisición”.

Como católico y como ecuatoriano, no dejo de mostrarme sumamente preocupado por los niveles de ignorancia y estupidez a los que puede llegar un grupo de personas dominado por una ideología política y ahora pseudo religiosa. Y no dejo de preocuparme por mi país, actualmente azotado por la misma ideología socialista, en donde poco a poco se pueden ver vestigios de una segunda Venezuela.

Quisiera traer a colación el hecho de que hace un mes se aprobó como derecho constitucional la unión de homosexuales en el Ecuador, muy a pesar de que el mismo Presidente tiempo atrás había mostrado su postura muy firme en contra. Sin embargo, contradicciones así han surgido por montones refiriéndome a nuestro Presidente, pero muy lejos de que el pueblo despierte de su letargo o de la equivocada postura de un mesianismo político, estamos en vías a una reelección indefinida. ¿Qué esperamos de nuestro propio país? Es la pregunta que muchos se hacen, sin embargo, pocos son los que asumen su rol en la sociedad, y tienen la decencia de preguntarse ¿Qué espera el país de mí?

“Frente al pasado, la juventud es actualidad; frente al futuro, es esperanza y promesa de descubrimiento e innovación. Y frente al presente, debe ser fuerza dinámica y creadora. Por todo ello, no podéis pensar, jóvenes, que la situación presente es algo extraño a vosotros; es algo que os compromete, como seres humanos y como cristianos.”[2]

Fueron las palabras de san Juan Pablo II dirigidas a los jóvenes de Venezuela… y estas mismas palabras calzan perfectamente a todos los jóvenes del Ecuador. Después de todo, ¿para qué hemos pasado tantos años en el colegio y la universidad, si al final nuestras profesiones quedan sepultadas junto con nuestros anhelos? La profesión de cada uno, no es solamente para conseguir un buen trabajo, sino para ser luz del mundo y sal de la tierra, de manera que podamos ser protagonistas y no espectadores de la situación política y social de nuestro país.

Aquellos que tienen vocación de políticos, y se encuentran en estos momentos traicionando sus ideales, perdiendo el tiempo en actividades inútiles y con círculos sociales que los alejan de la Verdad, bien les vendría analizar qué están haciendo con su vida, y de qué manera su pasividad impacta en el país. Mientras que, aquellos que no tenemos vocación de políticos, no estamos tampoco exentos de hacer algo. Cada uno, desde su profesión y desde su ambiente está llamado a responder a las exigencias de ser

primero un buen ciudadano y por ende un buen cristiano.

¿No tienes idea de la situación política y social de tu país? Pues lo más sensato es descubrir que – si es que nos da pereza de leer los periódicos – las redes sociales también sirven para estar informados, y no basta con leer el título de la noticia, sino de LEERLA por completo, adoptar una postura clara y defender los derechos fundamentales empezando por la vida y la libertad. Es momento de dirigir nuestra mirada hacia adentro, pues muchas veces estamos más enterados de lo que sucede en otros países, de lo que sucede en el nuestro.

Varias veces a través de las redes sociales – sobre todo en Twitter – he comentado sobre lo dañino que es cambiar las leyes a merced de contentar a las minorías, y siempre saldrá uno que otro “defensor de los indefensos” con la bandera de combate de: “nadie puede juzgar a nadie”. Sin embargo, esto no se trata de juzgar a alguien, sino de manifestar aquello que es verdad y aquello que no lo es. Cuestión que ciertamente es cada vez más difícil en una sociedad relativista como la nuestra, en donde se dan episodios como los de la semana pasada, en donde el Arzobispo del Ecuador es insultado e irrespetado por parte del lobby gay, por ser claro en la postura de la Iglesia y las consecuencias a nivel social frente a las uniones homosexuales. ¡Y es que ahora hasta a la Iglesia se le quiere tapar la boca!

Hemos de evitar a toda costa que el sentimiento de odio y sectarismo que poco a poco se ha ido filtrando en el Ecuador siga avanzando, pero más importante aún, plantearnos seriamente nuestro rol como ciudadanos, porque verdaderamente “ser estudiante” y/o “tener un trabajo” podrá bastarte a ti, pero no le basta al país.
 

 


[1] http://www.dw.de/comentario-el-ch%C3%A1vez-nuestro-m%C3%A1s-que-una-met%C3%A1fora-desafortunada/a-17905691
[2]
Encuentro de san Juan Pablo II con los jóvenes de Caracas en el Estadio Olímpico, lunes 28 de enero de 1985.
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