Si te dice que es homosexual, lo mejor es: amor incondicional, fe y esperanzaA los padres que tienen un hijo o hija que ha “salido del armario” y se ha identificado como gay o lesbiana, esto es lo que les aconsejo:
Amor incondicional. Cuando un hijo se rebela, debe saber que no lo rechazaréis y que vuestro amor por él no cambiará nunca, independientemente de sus elecciones. Naturalmente, el amor no puede ser ciego, pero antes de hablar de la verdad, un hijo necesita sentir amor incondicional.
Escuchar. Y después escuchar un poco más. Después hacer silencio. Después escuchar un poco más. Hasta que no se ha vivido una atracción hacia una persona del mismo sexo no es posible comprender plenamente la conmoción interior, el aislamiento y el miedo a la soledad y al rechazo que tiene vuestro hijo. Vuestro hijo sabrá que vuestro amor es auténtico por vuestra intención de comprender su experiencia, sin interrumpir o condenar.
Las prédicas sobre la inmoralidad de los actos homosexuales raramente –si alguna vez ha sucedido– han hecho cambiar de idea a alguien. Si sois católicos devotos, vuestro hijo podría temer que vuestra primera respuesta sea decirle que esto le llevará al infierno. Escuchar un lenguaje de este tipo en general le alejará de vosotros y de la Iglesia. Le llevará a abrazar una comunidad que le afirme en su nueva identidad y confirmará lo que dicen muchos: que vosotros y la Iglesia sois “beatos” a los que ignorar.
Antes de exhortar a un hijo o hija a buscar la verdad, educaos vosotros mismos, escuchad a otros que ya se han encontrado en esta situación y buscad ayuda. Courage, el brazo de apoyo familiar del apostolado del mismo nombre, es un buen lugar donde encontrar ayuda. ¡El apoyo es fundamental!
Comprended que Dios ha permitido esto en vuestra vida y en la de vuestro hijo para vuestro bien último. La confianza total en la Providencia divina puede ser difícil cuando un hijo “sale del armario”. El padre John Harvey, fundador del apostolado de Courage, subraya que la virtud más difícil de adquirir es “la aceptación generosa de la voluntad de Dios”. Dios ha permitido la atracción del mismo sexo en mi vida como medio que ha revelado mi necesidad total de Él. Para los padres, la atracción por personas del mismo sexo en su hijo es un medio a través del cual Dios les invita al total abandono en la Providencia divina. Recordad que Dios hace que todo contribuya al bien (cfr. Rm 8, 28).
Dios quiere que os preocupéis más de vuestro crecimiento en la santidad que del de vuestro hijo. Cuanto más fieles seamos, más seremos instrumentos eficaces en sus manos para el bien espiritual de otros. Pedid al Espíritu Santo un aumento de los dones de la sabiduría, de la comprensión y del discernimiento. Ofreced los méritos de sacrificio de la misa por la liberación y el bienestar de vuestro hijo.
La mejor manera de ayudar a la salvación de vuestro hijo es el don del sufrimiento redentor. En la espléndida paradoja existente en la redención divina, lo que es más doloroso en nuestra vida se convierte en lo que lleva al resultado más gozoso. A través del sufrimiento redentor, por ejemplo, el dolor provocado por las elecciones de un hijo se convierte en el medio mediante el cual un padre puede amarlo con un amor como el de Cristo y ayudarle a volver a la casa del Padre.
“No desesperes, porque somos un pueblo pascual y el aleluya es nuestro canto”. Rechazad vivir en el pasado o en el futuro, las dos regiones gemelas de la desesperación. Cristo nos dice que vivamos en el presente, porque el hoy es el único lugar en el que se encuentra la paz, y la gracia está disponible para nosotros. Volved a recorrer con honradez vuestra relación con vuestro hijo y buscad el perdón por las faltas pasadas, pero evitad amargaros o reprocharos por la atracción por el mismo sexo que siente vuestro hijo. Igualmente, rechazad todos los miedos por un futuro incierto.
Vivid siempre con esperanza. Las oraciones escuchadas de santa Mónica por su hijo san Agustín deberían dar esperanza a los padres. También la conversión en el lecho de muerte de Oscar Wilde debería inspirar esperanza. Estoy seguro de que su salvación se debió a la insistencia de su madre para que fuese bautizado en la Iglesia católica y a sus continuas oraciones por él.
Finalmente, lo más importante: esperad al Señor. Permitid a Dios que actúe y, en la “plenitud del tiempo”, esperad con “esperanza gozosa” y con temblor el momento en que Dios revelará su poder salvador en la vida de vuestro hijo.
Para más ayuda, visitad el sitio web del apostolado Courage Latino.
Por Daniel Mattson. Artículo publicado en Legatus Magazine. Traducción a cargo de Aleteia