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La posesión demoniaca: ¿Pueden los maleficios sobre una madre pasar a su hijo?

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 02/08/14
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Aleteia ha entrevistado al doctor Valter Cascioli, médico psiquiatra, portavoz  y asesor científico de la Asociación Internacional de Exorcistas (A.I.E) que ha recibido recientemente el reconocimiento jurídico (decreto del 13 de junio) de la Congregación para el Clero del Vaticano, la cual reúne  aproximadamente 300 exorcistas de todo el mundo.
 
¿Que tienen en común las historias de personas poseídas?
Las historias son diversas porque cada persona es diferente. Lo único que no cambia es la presencia del maligno. A veces las manifestaciones presentan características particulares. Hay situaciones en las cuales se requieren años de exorcismo. Son personas que sufren porque tienen problemas que inciden a nivel afectivo, laboral y familiar.
 
¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de estos casos de posesión?
El gran sufrimiento de las personas. El nivel de postración física, moral, psicológica y espiritual. En este ministerio de consolación y de liberación estamos comprometidos en apoyar a millones de personas que en el mundo tienen necesidad no sólo de ser liberadas del maligno y sino de recibir ayuda para salir de situaciones de sufrimiento.
 
¿Casos particulares?
Recuerdo el caso de un señor anciano de constitución física frágil que de repente estaba dotado de una fuerza sobrehumana. Una fuerza superior a la edad y al cuerpo. El anciano no respondía a los fármacos. El hombre estaba solo con el sacerdote exorcista y cuando de un momento al otro con una sola mano alzó una mesa de roble macizo. Algo que necesita de la fuerza de varias personas.
 
¿Existen casos de posesiones en niños?
Lamentablemente. Se pueden verificar casos de este tipo. Los maleficios que se han hecho sobre una madre durante el embarazo pueden ser la fuente del problema.  Recuerdo el caso de un niño de 10 años que había sido objeto de un maleficio. Podríamos decir que se trataba de una  venganza transversal porque primero habían sido afectados sus parientes, sus padres y luego el niño.
 
¿Que síntomas tenía?
Sufría varios trastornos físicos y psíquicos. Y se manifestaba en una fenomenología extraordinaria. Desde pequeñito, sin estudiar, sabía tocar el piano con dotes de un músico profesional. Habían otros síntomas. El sufrimiento era tanto.
 
Una ama de casa católica nos refiere que en una ocasión se asustó porque cuando era una estudiante ante un grupo de amigas ha dicho una blasfemia y su voz cambió inexplicablemente. ¿En la rutina de todos los días se puede manifestar en nosotros una presencia demoniaca?
Si, (en este caso) es una manifestación esporádica. Sin embargo, si existen otros síntomas, como los antes mencionados (cfr. Aleteia 24.07.14), la persona podría dirigirse a un sacerdote.
 
¿Hay un caso de exorcismo particular que le haya llamado la atención?
“Recuerdo una señora anciana analfabeta que se expresaba en sánscrito. Afortunadamente estaba presente en el exorcismo un sacerdote estudioso de letras antiguas y ha logrado reconocer el idioma”.
 
¿Qué decía este espíritu?
“El espíritu maligno que poseía la persona expresaba odio hacia Dios y el hombre. Rabia hacia quien combate el mal; el padre exorcista. El diablo odia al hombre porqué el hombre es el hijo amadísimo de Dios”.
 
La curiosidad por rituales o magia pueden desencadenar estos fenómenos….
Puedo decir que la curiosidad no ayuda. La curiosidad empuja al hombre al conocimiento, pero algunas veces lo lleva a hacia cosas de las cuales es mejor estar lejos. La curiosidad al mundo del ocultismo, lo esotérico, la magia es nefasta.  A veces las medicinas alternativas no son compatibles con la fe.
 
¿Por ejemplo?
El Reiki, una terapia  de origen japonés para curar con las manos. Hay que distinguir como las personas se acercan a estas practicas, sea por ignorancia o en buena fe, sin darse cuenta de lo que significa fundamentalmente.  Sería mejor reflexionar antes de acercarse a estas prácticas. 

Para le leer las entregas anteriores del especial: 
Primer entrega – ¿Cómo distinguir entre una posesión demoniaca y una enfermedad mental?
Segunta entrega – ¿El demonio no quiere ser descubierto?
 

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