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El Doctor Money y los mártires de la locura gender

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Miguel Cuartero Samperi - publicado el 06/04/14
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Un libro cuenta la tragedia de los hermanos Reimer

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Qué alegría en la familia Reimer cuando el 22 de agosto de 1965 nacieron los dos gemelos homocigóticos Bruce y Brian, dos hermosos varones que, como todos los bebés, nacieron con ese aire inocente de quien no puede imaginar qué aventuras, qué alegrías y qué dolores afrontarían en esta vida.
 
Nadie, en aquel momento, habría sido mínimamente capaz de sospechar las terribles y atroces vicisitudes que les esperaban a los dos pequeños recién nacidos de Winnipeg (Canadá).
 
Los ingredientes que estropearon la existencia de las dos criaturas fueron un torpe error quirúrgico digno de los peores casos de malsanidad junto con la intervención de un loco doctor, más interesado en confirmar sus teorías supuestamente científicas que en el bienestar de sus pacientes: el psicólogo y sexólogo neozelandés John William Money.
 
Un trágico error. Cuando tenían cerca de siete meses de vida, a los gemelos se les diagnosticó un problema de fimosis fácilmente soluble con una pequeña operación. Lo que tenía que ser una simple operación quirúrgica de circuncisión se convirtió en una tragedia cuando, debido a un error del médico o al mal funcionamiento del cauterizador eléctrico, el órgano sexual del pequeño Bruce se quemó y quedó irremediablemente comprometido. Fue así como el pequeño Bruce perdió el uso del pene, abrasado por error, y emprendió su doloroso “calvario”.
 
El encuentro con el “Doctor Dinero”
 
Fue en ese momento cuando los padres, desesperados por la situación del pequeño Bruce se encontraron con el fundador de la “teoría del género”, el doctor John William Money (que en español podríamos traducir como “el doctor Dinero”).
 
En febrero de 1967 lo vieron en un programa de televisión: el psicólogo se presentaba como una lumbrera, un pionero en el campo del cambio de sexo; fue uno de los primeros en oponer el “género” al sexo biológico y en afirmar, con pretensión de rigor científico, que la cultura y la educación pueden imprimir en el individuo un proyecto distinto del que la naturaleza ha previsto. En otros términos: si es la naturaleza la que establece el sexo biológico, el género es decidido por la persona, “creado” y reforzado desde el exterior (prescindiendo del patrimonio sexual genético) a través de operaciones quirúrgicas, tratamientos hormonales y – sobretodo –  una educación social y cultural hacia el “género” escogido.
 
Después de haber tratado a personas afectadas por hermafroditismo, Money empezó a experimentar sus teorías realizando verdaderos cambios de sexo, convirtiéndose en el experto numero uno en el campo de la reasignación sexual y dirigiendo la administración de la primera clínica, a nivel mundial, destinada a estas intervenciones.
 
Una pésima idea. Los padres desesperados por el futuro de Bruce e impactados por la seguridad con la que se presentaba el doctor Money, decidieron encontrarse con él y encomendar a su experiencia el caso de los dos gemelos.
 
La desesperada necesidad de ayuda de Ron y Janet coincidió con la exigencia de experimentos y de afirmación profesional por parte del doctor Money, que no quiso perder esa apetecible ocasión de poner en práctica sus teorías con el pobre Bruce.
 
Money les aconsejó una reasignación de sexo y comenzó a intervenir sobre el pequeño (de dos años) cambiando primero su nombre por Brenda, empezando una terapia hormonal y finalmente imponiéndole una vida de niña a través de vestidos, juegos, maneras y actitudes femeninas.
 
En julio de 1967 Bruce fue operado: le implantaron mediante cirugía una vagina rudimentaria. De esta forma, el pequeño cuerpo de Bruce (¡de dos años!) fue transformado en un cuerpo femenino.

 

 
Además, el doctor decidió encontrarse con los dos gemelos una vez al año para evaluar el estado de su experimento. Después de algunos años fue el mismo joven quien afirmó: “Fue una especie de lavado de cerebro”.
 
Los aplausos del mundo y el drama interior
 
En 1972, en un libro llamado Man&Woman, Boy&Girl, el doctor Money expuso con orgullo y triunfalismo sus resultados: había sido capaz de crear con éxito una identidad femenina en un niño que había nacido varón a todos los efectos.
 
Con esto, Money ofrecía la “prueba conclusiva” de que “no nacemos varones o mujeres, sino que nos convertimos en tales”. Sus estudios y sus experimentos llamaron la atención y la aprobación del mundo académico y de la prensa no especializada: el mundo entero admiraba los descubrimientos sensacionales del doctor Money; muchos sectores progresistas, como el movimiento feminista y los círculos homosexuales creyeron encontrar una base científica para sus batallas hacia la liberación del esquema tradicional varón-mujer establecido por la naturaleza.
 
Sin embargo, detrás de este aparente éxito, el drama vivido por Bruce-Brenda desmentía los resultados planteados por el doctor Money. Brenda actuaba como varón, se sentía incómodo en la ropa femenina, quería jugar con los juegos de su hermano, tenía voz masculina y orinaba de pie.
 
Con el paso de los años, empezó a entender que era distinto a los demás, algo estaba mal en él, algo que nadie le había contado. El hermano Brian recordando a Brenda afirmó: “Si digo que no había nada de femenino en Brenda… es que no había nada de nada”.
 
La situación se cae a pedazos y surge la verdad
 
De nada sirvieron los consejos de Money, la situación de Bruce-Brenda siguió degenerando. Los encuentros entre el doctor Money y el pequeño paciente se volvieron siempre más íntimos e invasivos: lenguaje explícito, visión de imágenes y películas pornográficas, simulación de relaciones sexuales, los gemelos eran obligados a desnudarse para comparar sus cuerpos…
 
El doctor propuso a los padres unas visitas psiquiátricas, le diagnosticó una depresión a Brenda, afirmó que tenía tendencias bisexuales u homosexuales porque sentía atracción hacia las mujeres, les aconsejó andar desnudos por casa y participar en círculos nudistas.
 
A la edad de 12 años empezó el bombardeo hormonal para desarrollar en Brenda los rasgos femeninos, pero el niño, además de rechazar los medicamentos, comenzó a comer sin medida para disimular las caderas y los pechos que empezaban a crecer.
 
En 1978 después que el doctor Money le organizó a Brenda un encuentro con un transexual, el niño – que ya sufría ataques de pánico, ansiedad y síntomas relacionados con el suicidio – decidió poner fin a las sesiones de terapia, amenazando con quitarse la vida si le hubieran obligado a ver nuevamente al doctor.
 
“¡Quiero volver a ser varón!”
 
Al fin los padres le desvelaron a Brenda su secreto; al conocer la verdad sobre su historia Brenda decidió volver a ser tal como la naturaleza le había hecho: un varón.
 
Muchas operaciones quirúrgicas restablecieron sus órganos sexuales, eliminó los pechos y cambió nuevamente de nombre: en 1980 inició una nueva vida con el nombre de David.
 
Después mucho sufrimiento interior y de distintas cirugías faloplastias (operaciones de reconstrucción del pene y de los testículos), David se casó con Jane, madre de tres hijos, pero dentro de sí albergó durante toda la vida los conflictos y las heridas atroces que esa triste infancia le había causado.
 
Mártires de la ideología de género
 
El 5 de mayo de 2004, a sus 38 años, David se quitó la vida disparándose en su coche en el aparcamiento de un supermercado. Lo que hizo precipitar la situación fue la imprevista muerte de su hermano Brian, quien fue encontrado muerto en su apartamento en la primavera de 2002 después de haber asumido un mix letal de antidepresivos y alcohol.

 

 
La depresión llevó a Brian a perder el trabajo, a separarse de su mujer y a refugiarse en el alcoholismo.
 
Un trágico epílogo para la vida de los dos gemelitos de Winnipeg inmolados sobre el altar de la teoría de género, utilizados como cobayas para los horribles experimentos del doctor Money y su batalla socio-política, víctimas inocentes de una ideología que hoy, en 2014, vuelve a estar de moda y es elevada como modelo por los políticos, profesores, maestros y médicos de nuestra sociedad.
 
El libro incómodo
 
Fue gracias al interés del periodista canadiense John Colapinto (Toronto, 1958) como la verdadera historia de los gemelos Reimer se hizo pública sin tergiversaciones ni vicios ideológicos, por primera vez en un artículo en la revista Rolling Stones en 1998, después de 30 años del suceso.
 
Tal artículo causó mucho ruido en todo el mundo porque presentaba una versión de la historia diferente de la que había sido contada por el mismo Money; pero ya el doctor Milton Diamond había demostrado el fracaso del experimento sobre Bruce, en un artículo especializado publicado en la revista Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine.
 
Todos los detalles de la historia fueron reunidos y presentados a un público más amplio con el libro As Nature made him (“Como la naturaleza lo hizo”) publicado por Colapinto en el año 2000.
 
Finalmente hoy, gracias a la editorial San Pablo, el libro ha sido traducido y publicado en italiano con el título de Bruce, Brenda e David (San Paolo 2014): un documento imprescindible para el debate sobre la ideología de género que en este tiempo se ha encendido vivamente en Europa y en nuestro país, un documento che valdría la pena traducir también en español.
 
Por Miguel Cuartero Samperi – Aleteia Italia
Traducción: María Cuartero Samperi
 
Bibliografia esencial:
Geoff Rolls, Casi classici della psicologia, Springer Verlag 2011.
Colapinto John, Bruce, Brenda e David. Il ragazzo che fu cresciuto come una ragazza, San Paolo 2014.
Nature or nurture? Natura o educazione? La storia di Bruce, il bambino cresciuto come Brenda.
Así destruye a la gente la ideología de género: la realidad estremecedora de su inventor John Money.

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