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Un camino tras los pasos de Francisco de Asís

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Samuel Gutiérrez - publicado el 26/02/14
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Angela Seracchioli promueve desde hace 10 años el Camino Franciscano en ItaliaPara la italiana Angela M. Seracchioli peregrinar no es una mera afición, ni siquiera una pasión. La peregrinación se ha convertido para ella en una opción de vida. Desde que en noviembre de 2002 recorriera sola el Camino de Santiago francés, su vida ha dado un vuelco radical.

Inició el Camino en Francia, y tras un mes de dura peregrinación, con mucha lluvia y también con nieve, alcanzó la tumba del apóstol sin ser ya la misma.

Fue una peregrinación solitaria, con pocos encuentros personales pero muy enriquecedores, en la que Seracchioli sintió con fuerza como su madre, fallecida hacía cinco años, y san Francisco de Asís caminaban con ella.

“No sé si fue imaginación, un juego de mi mente, una visión…  No lo sé, sólo sé que descubrí que Francisco había estado siempre presente en mi vida, con pequeños signos, y que venía a encontrarme sobre el Camino”.

De regreso a la aldea italiana de montaña donde había decidido trasladarse poco antes, no acababa de sentirse bien: “Sentía que mi vida debía cambiar pero no sabía cómo y dónde… estaba muy desanimada”. Así que en la primavera de 2003 decidió emprender una nueva aventura: peregrinar por los lugares que siglos antes había recorrido su “compañero de Camino, Francisco”.

No existía, entonces, ningún recorrido establecido. Así que decidió crearlo de cero.  Cogió las Fuentes Franciscanas y trazó una ruta para sí misma, sin ninguna intención de que fuera para otros.

“Partí sin mapas y sin saber dónde dormiría —afirma Angela—,  ¡me perdí tantas veces, pero caminaba ligera y la gente me acogía; fue bellísimo!”

Un camino virgen

Mientras caminaba tras los pasos del Poverello de Asís, la editorial Terre di Mezzo, especializada en guías de viajes, se puso en contacto con ella y le propuso escribir la primera guía del Camino Franciscano. “Un camino —explica la autora— que atraviesa una parte bellísima de Italia, siguiendo y descubriendo la vida de san Francisco y también hermosas ciudades que son auténticas joyas de arte”.

El recorrido propuesto por Seracchioli se inicia en La Verna, en la Toscana, donde san Francisco recibió los estigmas. Es el lugar más místico del franciscanismo, situado en la cima de una colina rocosa, inmerso en el bosque.

De ahí se dirige hacia Sansepolcro y Gubbio, tierra de ermitas y hermosas ciudades, para alcanzar poco después Asís, que es el centro y corazón del peregrinaje.

De ahí emprende rumbo hacia el sur, recorriendo otros lugares significativos de la vida del santo: Spello, Trevi Spoleto y acaba en Poggio Bustone, después de pasar por Greccio, donde Francisco creó el primer pesebre, y Fontecolombo, donde escribió la Regla.

En total, 350 kilómetros divididos en 17 etapas, pasando por la Toscana, la Umbría y el Lacio.

La guía, publicada en mayo de 2004 y que ya va por la quinta edición en italiano, se titula Di qui passò Francesco (Por aquí pasó Francisco). Es muy completa. Ofrece una descripción detallada de cada etapa, además de los mapas y los lugares donde pararse.

Siendo un camino de apenas diez años de vida, todavía no existe una red de albergues como en el Camino de Santiago.

La guía ofrece también, en cada etapa, extractos de las Fuentes Franciscanas, que a través de las palabras de sus primeros biógrafos, cuentan lo que sucedió en cada lugar.

“San Francisco —señala Angela Seracchioli— vivió toda su vida como “peregrino y forastero”, no tenía conventos ni casas estables, estaba siempre sobre el camino”.

La autora cree que ésta es una faceta poco conocida del santo de Asís e insta a recuperarla. En los últimos meses incluso se ha atrevido a enviarle algunos ejemplares de su guía al Papa: “Creo que a él le gustaría muchísimo recorrerlo”.

Más de 13.300 peregrinos

Seducida por el Camino Franciscano, Angela Seracchioli se trasladó en 2005 a Asís con el deseo de ayudar a los peregrinos. Durante cinco años acogió en la mismísima Porciúncula a los peregrinos en un auténtico «albergue», con el mismo espíritu de los que había descubierto en el Camino de Santiago.

“Allí se dormía y cenaba según la disponibilidad —explica—, el lugar era pequeñísimo pero siempre estaba lleno. Incluso los peregrinos dormían en el suelo y llegaron a ayudarme voluntarios de todo el mundo, también de España”. Desde allí enviaba las credenciales a todo el mundo y sus pasos solitarios se convirtieron en una “misión de vida”.

Actualmente, a la espera de abrir un nuevo albergue, Seracchioli continúa dedicándose a los peregrinos: envía las credenciales, responde a los correos electrónicos, cuida la web del Camino (www.diquipassofrancesco.it) e incluso, cuando puede, sigue acogiendo en su casa a peregrinos:

Desde 2004, la Asociación de Amigos del Camino de Francisco ha expedido más de 13.300 credenciales.

A pesar de que la geografía italiana es montañosa, con pocas llanuras y muchas colinas, el Camino Franciscano es apto para todas las edades.

“Es para todos aquellos que saben caminar y no se esperan grandes llanuras —explica su descubridora—, pero no hay que compararlo con el de Santiago. Éste es un camino distinto pero bellísimo. ¡Hay que recorrerlo virgen, sin hacer comparaciones y gustará muchísimo!”

Para esta intrépida peregrina italiana, la recuperación hoy de los caminos de peregrinación no responde a una simple moda pasajera. “El hombre moderno —asegura— va buscando, tiene necesidad de reencontrarse a sí mismo y, haciéndolo, reencontrar a Dios. He conocido a miles de peregrinos y visto suceder milagros en los corazones de la gente, especialmente en aquellos que no partían por fe o siguiendo una religión concreta”.

Angela sostiene que hacer un camino es una llamada: “Muchas veces no sabes por qué partes, como fue en mi caso, pero después algo sucede y te conviertes en un peregrino para siempre, también cuando no caminas”.

“La mochila de tu vida se vuelve más ligera —acaba diciendo—, tus prioridades y tus valores cambian, no eres más el mismo y descubres que andas sobre un camino espiritual que nace de tu corazón. Después tomas la ruta que debes tomar en la vida pero, aquella experiencia de pocos días te ha marcado la vida profundamente y… no eres el mismo que cuando habías partido”.

Más información sobre el Camino Franciscano en:
www.diquipassofrancesco.it
Extracto del artículo completo publicado en el semanario Catalunya Cristiana

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