El pianista iraní Ramin Bahrami: “He sentido que el Señor me buscaba”
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Una conversión del islam al cristianismo que tuvo lugar gracias a la música de Johann Sebastian Bach. Es la experiencia del pianista iraní Ramin Bahrami, que el año pasado tocó también para el papa Benedicto XVI en el concierto dedicado al pontífice “Música y luz”, único artista clásico presente en el acto.
“Aunque por ‘razones de estado’ era musulmán, siempre me he sentido cercano al cristianismo y a sus valores: mi familia, con un padre de origen alemán, era abierta a todas las tradiciones, tanto que desde pequeño en Teherán celebraba la fiesta de Navidad”. Después, hace algún tiempo, “en un momento de profunda depresión” en el que pensaba abandonar los escenarios, el cambio: “Entré en una iglesia de Venecia, y allí sentí que el Señor me buscaba”, cuenta el artista (Avvenire, 11 noviembre). “Siempre he sentido a Cristo presente en mi vida. Una presencia que advertí aún más fuerte ese día. Desde entonces seguí esa voz y comprendí que no podía obviar mi respuesta a esta llamada”.
En su acercamiento al cristianismo tuvo un papel importante la música de Johann Sebastian Bach: “¿Cómo explicar una perfección tan alta si no con una experiencia más grande, como si cada nota fuese dictada por Dios?”, se pregunta Bahrami.
“Para mí Bach es la voz de Dios, la voz de algo sobrenatural. Es el compositor más perfecto, más profundo: en él siempre he encontrado una fuente de energía indestructible que se renueva escucha tras escucha. Cada nota de Bach está inspirada por Dios y por esto es profundamente humana: en sus páginas he encontrado todas las voces, todas las culturas del mundo, y su música trasciende toda época sonando aún como modernísima”.
Para Bahrami, Bach es de lo más actual: en las “Invenciones”, que el pianista ejecuta en su nuevo disco, décima etapa de un recorrido dedicado por entero al compositor, Bach nos pone en guardia contra algunos males de la sociedad actual. “En estas páginas sientes que cada voz es necesaria para la otra y que cada voz respeta a la otra. Un mensaje para el mundo de hoy, donde política y homologación mandan con sus antivalores. Bach no condena las diferencias, sino que las armoniza y las hace convivir”.
La búsqueda de Bahrami de una unión entre música y fe no se detiene aquí: “Tengo pensado también un proyecto sobre Mozart, otro autor tocado por el dedo de Dios”.