Los pueblos indígenas, necesarios para la Iglesia

Concluyó, en Bogotá, Colombia, con un mensaje final, la reunión de los obispos responsables de Pastoral Indígena de las Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe convocada por el Departamento de Cultura y Educación del Consejo Episcopal Latinoamericano, (CELAM).

Firmado por los monseñores Pablo Varela, Panamá; Carlos Enrique Herrera, Nicaragua; Victorino Girardi, Costa Rica;  Guillermo Francisco Escobar, México; Lucio Alfert, Paraguay y  Walter Pérez, Bolivia,  el mensaje reconoce que hoy en día los pueblos indígenas aún están amenazados en su existencia física, cultural y espiritual; en su modo de vida, en su diversidad y en sus territorios y proyectos.

“Algunas comunidades indígenas se encuentran fuera de sus tierras, porque éstas han sido invadidas y degradadas, o no tienen tierras suficientes para desarrollar sus culturas. Sufren graves ataques a su identidad y supervivencia pues la globalización económica y cultural pone en peligro su propia existencia como “pueblos diferentes”. La migración forzada por la pobreza, está influyendo profundamente en el cambio de costumbres, de relaciones e incluso de religión”, dicen los prelados latinoamericanos responsables de pastoral indígena en su mensaje.

La raíz primera de América Latina y El Caribe

Para los obispos que asistieron al Encuentro está surgiendo y fortaleciéndose entre los pueblos indígenas, una más clara conciencia de lo que ellos son, de sus valores y de que “están en la raíz primera de la identidad latinoamericana y caribeña”.

“Las poblaciones indígenas emergen ahora en la sociedad y quizá con mayor presencia en la Iglesia. Este es un Kayros, un tiempo de gracia que urge y apremia el encuentro de la Iglesia con estos ámbitos humanos que reclaman el reconocimiento pleno de sus derechos individuales y colectivos, y el ser tomados en cuenta en la catolicidad de la misma Iglesia, con su cosmovisión y sus valores étnicos y culturales”, se puede leer en el mensaje final de la reunión en Bogotá.

En una importante declaración, los purpurados presentes en encuentro constataron que “el futuro de nuestra Iglesia de América Latina y El Caribe no estaría asegurado sin el aporte determinante de los pueblos Originarios”.

Se mostraron, así mismo, convencidos de que es el anuncio de Cristo y la esperanza en El las que, a pesar de oscuras sombras y de innegables causas de deterioro, están dando fisionomía a esta nuestra Patria Grande. América Latina, escribieron, “o debe dejar de ser el Continente de la Esperanza”

La hora de la conversión pastoral

En una crítica a la labor de la Iglesia, los prelados latinoamericanos se lamentan de haber considerado “demasiado poco” a los pueblos indígenas de América Latina “como verdaderos interlocutores, y entonces como auténticos sujetos y actores responsables de su historia y de su desarrollo integral”.

“Ha llegado la hora –esgrimen–para que la auténtica conversión pastoral urgida por nuestros pastores en Aparecida, nos lleve a acercarnos a los pueblos Originarios con inmenso respeto, como a nuestros interlocutores, trabajando con ellos, no tanto para ellos, y no solo como ‘colaboradores, sino como primeros responsables de sus proyectos y de su destino’”.

Más adelante, los obispos firmantes del comunicado final urgieron a reflexionar acerca de qué futuro le corresponde a los pueblos Originarios y le pidiero particularmente al CELAM que los ayude a visualizar este desafío y les muestre los caminos que aseguren la identidad, el reconocimiento y la autonomía de los pueblos indígenas.

“Vemos la necesidad de una mayor estima y acogida del hecho de la pluriculturalidad de nuestro Continente y entonces de la necesaria interculturalidad. Nos corresponde estimular y promover la etno-estima de los pueblos Originarios”, precisan como otras recomendaciones y pautas de acción específicas.

Estado permanente de misión

Los prelados latinoamericanos se comprometen a mantener “con renovado esfuerzo nuestra opción preferencial y evangélica por los pobres y como consecuencia, acrecentar y profundizar la presencia misionera y pastoral entre las poblaciones más frágiles y amenazadas por el desarrollo depredatorio, apoyándolas en sus esfuerzos para lograr una justa distribución de la tierra y del agua”

Más adelante, plantearon .poner al alcance de todos el documento de Aparecida y orientar los esfuerzos de la Misión Continental en vistas a un estado permanente de misión, hacia las “periferias” de los pueblos indígenas. “Es necesario que se infunda el amor preferencial hacia los pueblos indígenas desde los años de formación de los futuros sacerdotes así como de los agentes de pastoral que se dediquen a ellos”, especificaron los prelados de las seis naciones presentes en el encuentro.

Finalmente, los seis firmantes del documento final  se comprometieron a “seguir apoyando el estudio y el conocimiento de la espiritualidad y la cosmovisión de los pueblos Originarios”.