Encuentro español de Pastoral del Sordo
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Del 19 al 23 de julio se ha celebrado en Santander el XXIII Encuentro Nacional de Pastoral del Sordo, con el objetivo de que sean ellos los que “se sientan protagonistas de esta pastoral”. “El sordo es apóstol del sordo”, explica Sergio Buiza, director del Secretariado de la Pastoral del Sordo de la Conferencia Episcopal Española.
El presidente de la Comisión de Pastoral de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Sebastià Talatavull, ha celebrado la Misa de inicio de este encuentro nacional en el que se intercambian inquietudes por parte de los asistentes y se aprovecha para poder tener momentos de formación, celebración y ocio.
17 diócesis españolas ya dedican un especial cuidado a este tipo de pastoral: “Nace hace 23 años, muy suavemente, con la preocupación de algunos curas que estaban sólo en algunas diócesis. Hoy son17 diócesis las que tienen pastoral del Sordo”, explica Sergio Buiza, que reconoce que “estos cinco días de encuentro, convivencia y oración sirven para mucho”.
El problema de la comunicación
“El problema de esta pastoral es la comunicación”, afirma el responsable de pastoral del sordo y reconoce que todo el afán se centra en “cómo hacerles llegar el Evangelio y que se sientan parte activa de la Iglesia”.
“Intentamos llegar allí donde hay sordos que tienen una inquietud, donde se les puede anunciar”, afirma Sergio Buiza que reconoce que no en todas las diócesis se lleva este tipo de pastoral puesto que hay lugares en los que no hay tantos sordos, pero sí que anima a que el resto de diócesis se unan a esta pastoral.
Entre las actividades que realizan se encuentra la adaptación de oraciones, de celebraciones eucarísticas y de los textos bíblicos. “Lo que queremos es que los sordos se sientan protagonistas de esta pastoral, puesto que el sordo es apóstol del sordo”, afirma Sergio Buiza: “Cuando ellos viven esa fe y lo viven con fortaleza, ellos mismos la transmiten”.
Al encuentro han asistido personas sordas y personas oyentes con una especial sensibilidad hacia esta comunidad, que tiene como elemento significativo y distintivo el uso de la Lengua de Signos. El lema escogido para este año ha sido:“Sal de la tierra”, evocando dos cuestiones: “la reflexión sobre el Credo de nuestra fe” y la invitación “a salir de nuestra tierra, que son las preocupaciones personales, nuestro egoísmo, nuestros intereses, para ir al encuentro de otros hermanos, especialmente los sordos y aquellos que tienen alguna discapacidad”, explican los organizadores.
Conferencias con especialistas y un retiro espiritual dirigido por un monje sordo han permitido a los participantes disfrutar de tiempo de oración, confesión y celebración comunitaria.
