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DOCUMENTO: ¿Apoyan el aborto los obispos suizos?

Josef Seifert - Instituto de Filosofía Edith Stein - publicado el 20/02/13

Algunas reflexiones sobre la controversia entre los obispos suizos y la iniciativa "la financiación del aborto es un asunto privado"

Desde hace un mes la mayor parte de los obispos suizos y los promotores de la “iniciativa popular” pro-vida titulada "Abtreibungsfinanzierung  ist Privatsache" ("La financiación del aborto es un asunto privado"), que propone un cambio en la Constitución de Suiza, se encuentran enfrentados. El motivo es el rechazo expresado por los obispos a secundar dicha iniciativa.

(N.D.R. Hay que aclarar que una “iniciativa popular” en Suiza es un derecho político de los ciudadanos suizos, recogido en su Constitución, que requiere 100.000 firmas y permite solicitar cambios en la Constitución de la Confederación Suiza. Este tipo de iniciativas se presentan primero a la Cámara Baja, el Bundesrat, que puede también enviarla al Nationalrat (Parlamento) para que sea rechazada. Uno o dos años después de que haya sido sometida al Parlamento, se convocará un referéndum en el que participará toda la población. Para ver la compleja estructura y el proceso de este tipo de iniciativas en Suiza, ya sean aceptadas, rechazadas, o estén pendientes de votación popular: http://de.wikipedia.org/wiki/Volksinitiative_(Schweiz).

Los promotores de la “iniciativa popular” acusan a los obispos católicos de tomar una postura anti-vida, o incluso de apoyar que se financie el asesinato de los no nacidos a través del seguro obligatorio de salud pública. Los obispos, por su parte, dan una serie de razones bastante comprensibles sobre los motivos que les impiden apoyar esta iniciativa. Anticipando la conclusión de mis pensamientos, diré que a mí me parece una lástima que los defensores de esta iniciativa y los obispos católicos (junto a otros cristianos, judíos, y otras comunidades y grupos en Suiza) no hayan mantenido reuniones previas a la campaña con el fin de alcanzar una fórmula que sea completamente aceptable por todos ellos, y que contara así con el apoyo de todas las partes. El conflicto actual parece deberse a una serie de desafortunados errores en las formulaciones y malinterpretaciones por ambas partes. Creo que todavía no es demasiado tarde para reparar todos estos daños, para discutir y preparar un segundo texto, una segunda iniciativa que esté libre de los errores que encontramos en la primera, que sea más clara en sus formulaciones y que encuentre el apoyo de todos los obispos suizos, así como el de los firmantes de la iniciativa.

Déjenme exponer algunos pensamientos sobre este trágico conflicto:

1.-Los obispos deberían apoyar totalmente y con toda sinceridad los objetivos principales de la iniciativa, ya que estos se basan en el hecho de que los abortos no son una medida sanitaria y de cura, y en que el embarazo no es una enfermedad. Por ello, y porque muchos ciudadanos y comunidades religiosas reconocen que el aborto es un asesinato, los autores de la iniciativa piden, con razón, que se suspenda toda financiación para los abortos a través de pólizas obligatorias de seguro médico. Sin embargo, también encontramos en el texto jurídico de su iniciativa popular una excepción que permite que algunos abortos puedan acogerse a la financiación del seguro de salud pública, cuestión que los obispos ni pueden ni deben apoyar. Es evidente que el elemento central de la iniciativa merece el pleno apoyo de los obispos, y parece justificada la crítica que se les dirige por no haber mostrado su acuerdo con este objetivo de manera inequívoca y unánime. Es el momento, creo, de que los obispos tomen una posición incuestionable y clara sobre la problemática de la financiación de los abortos. El hecho de que este no sea “el principal problema” que perciben (el sistema de financiación de los abortos), como indican, no justifica en modo alguno que se expresen vagamente sobre el tema: “Un NO absoluto a la financiación pública o a la financiación del aborto a través de planes obligatorios de seguro médico” debería ser sostenido por todo el mundo, y especialmente por los obispos católicos, cuya obligación de manifestar un NO incondicional a la financiación pública de los abortos tendría una base firme en los documentos del Vaticano II, en la Encíclica Evangelium Vitae y en otros documentos de la Iglesia.

2.-Sin embargo, existe otro problema en la iniciativa más complicado, que hace que sean bastante válidas las razones por las que los obispos no pudieron limitarse a apoyarla: el nombre que se ha dado a la campaña y algunos de los argumentos con el que se justifica el referéndum propuesto hacen que los obispos católicos no puedan darle un apoyo total. Si los obispos condenan cada aborto, como así hacen, considerándolo el asesinato de un ser humano inocente, es imposible que apoyen una declaración en los términos: "la financiación del aborto es un asunto privado". Afirmar algo así sería como haber apoyado durante la época nazi el lema “la financiación del genocidio es un asunto privado”, o apoyar ahora que “financiar el asesinato de las mujeres suizas es un asunto privado”, o que “financiar atracos a bancos a mano armada es un asunto privado”. Declarar que la financiación del aborto es un asunto privado es completamente incompatible con su consideración del mismo como un crimen, por no hablar de un crimen contra la humanidad. Me parece un error trágico que se afirme que “la financiación del aborto es un asunto privado” en lugar de decir simplemente que “las políticas obligatorias de seguro de salud NO DEBEN servir para financiar el aborto”. Es cierto que el texto de la propuesta de modificación de la Constitución no contiene este tipo de referencias, pero sí encontramos en ella confusas referencias a “casos excepcionales” en los que el aborto podría ser financiado a través de un seguro médico obligatorio.

3.-Por otra parte, algunas de las razones de tipo financiero que los promotores han propuesto para apoyar el referéndum en su página web están, como acertadamente han indicado los obispos, demasiado alejadas de la cuestión principal y desorientan gravemente, e incluso implican una especie de presunta aceptación moral y jurídica del aborto. La “iniciativa popular” también enumera una serie de razones secundarias pero ciertamente indignas como ventajas fundamentales de esta decisión, por ejemplo: a) que se reducirán los gastos directos e indirectos de la salud pública; y b) que se fortalecerá la libertad y la autonomía de quienes paguen un seguro médico, al permitir que sea la persona que desee abortar la que tenga que afrontar ese pago, o bien que deba cambiarse a una compañía privada que sí financie el aborto. Estos dos argumentos parecen implicar una cierta aprobación de que “el crimen se pueda financiar individualmente”. Solo al final del documento se enuncian dos argumentos abrumadoramente positivos para apoyar la iniciativa: que garantizará que los planes de seguros obligatorios salven vidas y curen a las personas, en vez de matarlas, y que cesarán las peticiones de financiación de abortos a través de los planes de salud obligatorios, lo que reducirá el número de abortos.

4.-Además, las razones que son fundamentales para oponerse a la financiación pública del aborto ni siquiera se mencionan en la página principal de la web de la “iniciativa popular”, a saber, que la financiación pública del aborto viola gravemente la libertad de conciencia y la libertad religiosa. El texto más bien debería señalar: c) que ninguna persona que pague seguros de salud públicos y obligatorios debe estar obligada a apoyar el aborto, y d) que ninguna conciencia que les diga a los ciudadanos suizos que el aborto es un crimen abominable debe ser oprimida y forzada a cooperar en lo que es, o al menos en lo que algunos consideramos que es, un crimen, obligándole a financiarlo indirectamente.

5.-De este modo, la crítica que los promotores de la iniciativa realizan contra los obispos católicos suizos, afirmando que son cómplices del aborto por no apoyar esta propuesta por “contener una mezcla de elementos excelentes con otros que son en su mayor parte problemáticos”, es una afirmación injustificada, pero:

6.-Es cierto que los obispos deberían apoyar de todo corazón el objetivo principal de la iniciativa, así como los dos puntos (c y d) mencionados, y dejar totalmente claro que también rechazan incondicionalmente, junto a la legalización del aborto, cualquier financiación del mismo a través de planes públicos de salud (y también a través de financiación privada, por lo que los obispos no pueden hacer suyo un slogan como que “la financiación del aborto es un asunto privado”. Ese slogan debería ser sustituido para mejorar la iniciativa popular).

7.- Por lo tanto, los obispos deberían declarar con la mayor claridad posible, como reclaman los promotores de la iniciativa, que ellos NO “quieren financiar el aborto con sus planes de salud”, y que el aborto es un crimen abominable, como lo declara Gaudium et Spes («Gaudium et spes », 51, 3), y que no permitirán la violación de la libertad de conciencia de aquellos que quieran negarse (como exige a todos los católicos el documento del Concilio  «Dignitatis humanae», 2) a cofinanciar, aunque sea indirectamente, el aborto. Los obispos deberían manifestarse con mayor claridad sobre este asunto, y rechazar más enérgicamente que los promotores de la iniciativa cualquier financiación del aborto a través de medios públicos.

8.-Asimismo, en su declaración pública (en una entrevista con su representante) en la que los obispos “aceptan la ley a favor del aborto como un hecho jurídico decidido por la democracia suiza”, no se debería confundir el reconocimiento de un hecho con su aprobación. Más bien deberían exigir además un cambio en la ley sobre el aborto, en lugar de contentarse con un cambio de actitud de los legisladores. En consecuencia, los obispos católicos deberían reprobar claramente y revocar cualquier posible malinterpretación de la declaración que el señor Müller hizo en su nombre afirmando que: "Uns geht es en erster Linie um einen Gesinnungswandel, nicht um einen Rechtswandel." ("Estamos sobre todo interesados ​​en un cambio de actitud, no en un cambio de ley"). Estas palabras se parecen demasiado al erróneo lema “ayudar en lugar de castigar” que no considera que el castigo de un delito ES de hecho una forma básica de ayudar a las posibles víctimas así como a los autores de cualquier crimen, como ha demostrado el hermano de los obispos suizos, el obispo austríaco Andreas Laun, en un excelente artículo publicado en internet: stjosef.at/dokumente/helfen-strafen-laun.htm, y como Dostoievski ha descrito admirablemente en el capítulo “Milieu” de su Diario de un Escritor.

Es un deber fundamental del estado proteger cada vida humana por medio de las leyes, y es una ilusión pensar que se puede ayudar de forma eficiente a las víctimas de delitos sin la ayuda de la ley.

9.- Por lo tanto, deseo proponer que los obispos se unan a aquellos que han promovido la iniciativa, no permaneciendo en silencio y siendo, por su silencio, cooperadores del crimen del aborto, y que busquen conjuntamente una formulación que pueda aunar a ambas partes (ya que el texto todavía no ha sido propuesto al Parlamento), en lugar de dar la impresión pública de “decepcionar a la buena gente pro-vida” y, mucho peor que cualquier impresión que pueda causarse, haciéndolo en realidad.

10.-La votación para el referéndum se espera para el 2014, por lo que todavía no es demasiado tarde, creo yo, para que las personas responsables de la iniciativa hagan ahora lo que deberían haber hecho antes: consultar con los obispos y elaborar un texto para la “iniciativa popular” en el que no se insinúe ni se exija el cambio de la ley del aborto (porque es ahora políticamente imposible), pero que sí evite los errores mencionados anteriormente y sea, por lo tanto, aceptable para todos los que luchan por la dignidad de cada vida humana y contra el crimen del aborto, así como contra el crimen de oprimir la conciencia moral y las creencias religiosas. Este cambio del texto, que es necesario y una condición para obtener el apoyo de los obispos, no debería presentar ni siquiera como algo mínimamente aceptable el “financiar el aborto privadamente”, o hacer una declaración tan falsa como que “la financiación del aborto es un asunto privado”, declaración que, por supuesto, los obispos ni pueden ni deben apoyar.

Prof. Dr. Hab. Josef Seifert, Rector Fundador y Presidente del Senado de la Academia Internacional de Filosofía en el Principado de Liechtenstein (y en la Universidad Pontificia Católica de Chile) y actualmente en el Campus de la Academia Internacional de Filosofía, Instituto de Filosofía “Edith Stein” en Granada, España; y miembro ordinario vitalicio de la Academia Pontificia para la Vida.

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