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Acción del día: Invita a un amigo a caminar contigo

caminar juntos

Andrea Cristiano - Shutterstock

Cecilia Zinicola - publicado el 23/06/23

"Todo hombre debe decidir si va a caminar en la luz del altruismo creativo o en la oscuridad del egoísmo destructivo" - Martin Luther King

Por sus múltiples beneficios salir a caminar es posiblemente una de las actividades más recomendadas por los médicos. Nos ayuda a mantenernos saludables y despejar la mente, pero hay un agregado más. Tal como ocurre en otras situaciones en las que se comparte, hacerlo con un amigo puede hacer que la vivencia sea muy gratificante. 

¿Por qué caminar y con qué proposito?

El ejercicio de caminar y hablar al mismo tiempo hace que utilicemos más oxígeno y eso puede ser un estimulante perfecto para quemar más calorías, pero no lo es todo. Salir a caminar en compañía es ciertamente una manera genial de cultivar la amistad cara a cara. 

Y es que en un mundo tan virtualizado se ha sacrificado algo fundamental para la amistad que es la experiencia. Todos sabemos que las redes sociales pueden fácilmente conectarnos, pero al no fomentar la vivencia no son suficientes para mantenernos al alcance de lo que necesitan las relaciones para seguir creciendo. 

Las amistades duraderas se dan cuando los amigos pasan tiempo juntos y van construyendo una historia común. Por eso, el camino compartido entre amigos propone una nueva forma de ver las cosas no tanto desde la productividad o el rendimiento personal, sino más bien desde el gozo de compartir con alguien parte de nuestro tiempo libre. 

En un amigo uno puede encontrar un hombro en quien apoyarse, pedir consejo, plantear dudas y miedos. El hecho de compartir por medio de una conversación con alguien de confianza la realidad de nuestro corazón con sus preocupaciones y sueños, puede ayudarnos a procesar mejor esos pensamientos. 

Compartir el corazón

En ese sentido ha sido el mismo Dios quien nos ha revelado su deseo de compartir su corazón con sus amigos. “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. “Ya no los llamo sirvientes, sino amigos” (Juan 15,13-15) Este don, su amistad, introduce la intimidad en el corazón humano de una manera especial. 

De hecho muchas veces son los amigos los instrumentos de los que Dios se vale para proveer una palabra de sabiduría, de corrección o aliento que necesitamos en un momento determinado. Así, los temas difíciles junto a otros se pueden convertir en fuente de alegría, consuelo o esperanza.  

Los amigos vienen a aportar algo nuevo que hace que la vida no sea la misma sin ellos. Nos pueden sacar de la rutina y hacernos pensar en cosas que quizás no habíamos tenido en cuenta antes. Dejamos de pensar en nosotros mismos para entrar en el mundo interior de otro y así abrimos la oportunidad de aprender algo nuevo. 

Todos estamos destinados a aprender los unos de los otros y caminar juntos puede ayudarnos a ser mejores caminantes de la vida y también mejores seres humanos. Por ejemplo, puede convertirnos en un mejor oyente o en una persona más paciente. 

Salir de la comodidad

Three friends hugging each other while walking
Caminar ayuda a establecer verdaderas amistades

Además nos ayuda a salir de nuestras zonas de confort. Todos tenemos días en los que nos cuesta salir, pero con un amigo es más fácil dejar atrás todo lo que no nos deja avanzar como el cansancio, los dolores físicos, el mal humor o un día frío o lluvioso. 

Si uno sabe que alguien lo espera es más probable mantener firme ese compromiso. Un amigo puede ayudarte a hacer el esfuerzo para ir un poco más lejos, a desafiarte e incluso a acelerar tu ritmo. Nos anima a cambiar las cosas sobre lo que hablamos, dónde queremos ir, pero sobre todo tiene un impacto en nuestro estado de ánimo.

Caminar con un amigo puede ser muy divertido. Está comprobado que cuando dedicamos tiempo para pasarlo con los demás, es más probable que seamos felices. Pasar tiempo de calidad con alguien que nos importa puede ser muy placentero y también nos puede aportar cierta protección no solo física sino también emocional. 

Dos pares de ojos son mejores que uno por lo que caminar juntos puede ser una manera de sentirnos más seguros durante la noche o en un área poco transitada; puede ser útil para prestar atención al terreno o al tráfico cercano. Uno sabe tangiblemente que no está solo y siente en el andar la presencia del otro a la par. 

¿A quién? 

Considera a los amigos dentro de tu entorno más directo, amigos que siempre están a tu lado o aquellos antiguos con los que quieras reconectar después de mucho tiempo. 

También puedes animarte con aquellas personas que pueden ser potenciales amigos como un vecino, un compañero de trabajo, alguien que conozcas dentro de la comunidad de tu parroquia o algún padre de la escuela de tu hijo. 

Ese tiempo con ellos puede ayudarte a conocerlos mejor y si sientes que ya los conoces bien, te dará la oportunidad de ver un nuevo aspecto de su persona y sus vidas o descubrir algo que puedes hacer por ellos ahora. 

¿Cómo?

Con una vida tan ocupada resulta difícil encontrar tiempo, pero una caminata se puede incorporar durante el descanso a primera hora del día, durante la hora del almuerzo o después de terminar con las actividades del día.  

De cualquier modo, toma la iniciativa y que sea específica. Piensa en un sitio que sea accesible para ambos y determina la hora. Si quieres implementarlo como hábito llega a un acuerdo con los horarios para mantenerlo en el tiempo.

El ponernos en movimiento con otros nos recuerda que la vida es ese camino para ser compartido cuyo destino es la cosecha de todas las experiencias de amor que vamos sembrando en nuestro andar apoyándonos los unos a los otros en búsqueda de lograr esa meta.  

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