El padre Zezinho, un popular sacerdote brasileño, lanzó una alerta en sus redes sociales sobre las oraciones de sanación y liberación que, en algunos contextos, pueden ser mal entendidas y mal presentadas.
Esto es lo que escribió el sacerdote:
“Me piden que explique la catequesis de sanación y liberación que practican varios grupos de las iglesias cristianas. Para mí no es un desafío. Las acepto, aunque tengo reservas cuando los predicadores y creyentes los viven sin los criterios adecuados. Esta es la norma de la Iglesia católica.
En la Biblia en su conjunto y en el Nuevo Testamento de una manera especial, la súplica, la bendición, la curación, la gracia y el milagro para el físico y el espíritu humanos están claramente descritos y aceptados. ¡Sucedían!
No sería yo, sacerdote católico con más de 55 años de estudios y práctica, quien niegue el poder del Dios Uno y Trino y la misericordia del Señor Jesús. ¡Él sanaba y liberaba!“.
Advertencias contra abusos
El sacerdote prosiguió:
“Pero les explico a los que quieren escuchar mi catequesis que, así como hay médicos que no saben operar el cerebro o el corazón, pero saben ayudar a los enfermos de los riñones, los dientes o las rodillas, también en la fe no todos los que tienen el don de curación son igualmente capaces de realizar cualquier sanación interior. ¡Pocos lo tienen!
Si un piloto de avión, un surfista, un capitán de barco necesita muchos años de entrenamiento, también para lidiar con las angustias y dolores del alma y del cuerpo, quien no esté preparado para esto no se debe arriesgar.
El Espíritu sopla cuando, donde y sobre quien quiere. La decisión es suya y no de las iglesias o movimientos.
Quien se arriesgan sin tener el don, lastimará aún más al creyente o al paciente. Dios no me dio este don, pero me dio otros dones. Estoy agradecido por ellos, pero no pretendo tener el don de lenguas o el don de la curación interior. Solo Dios sabe si alguien lo tiene.
He visto barbaridades entre pentecostales, evangélicos o católicos. Cristianos piadosos pero no preparados se arriesgan a curaciones y liberaciones cuando no tienen suficiente espiritualidad o estudios para realizar tales intervenciones, incluso aunque usen el nombre de Jesús (Mt 7,15; Mt 7, 21-25). Querer hacer el bien no es lo mismo que saber salvar a un creyente en una gran crisis. San Pablo ya lo sabía en los años 50-60 del comienzo de la fe cristiana. No todo el mundo tiene suficientes carismas de sanación y liberación.
¡Quien se arriesga sin tener este don hace peor que lo que mejora! Tanto es así que muchos terminaron necesitando psicólogos y psiquiatras porque tales curas se aplicaron mal. Pregúntenselo a obispos, consejeros, confesores y médicos católicos”.