Hay obispos que se arriesgan a denunciar lo que consideran imposiciones por parte de los gobiernos. Uno de ellos es el obispo de Arecibo (Puerto Rico), Daniel Fernández Torres. Ha escrito una carta urgente dirigida a los padres de familia de su diócesis para ponerlos en alerta ante el peligro de la ideología de género.
El prelado portorriqueño dirigió esta misiva a los padres y madres de los 16 municipios que abarca la diócesis arecibeña y los llamó a “no permanecer callados ni pasivos” ante la imposición de esta ideología.
La carta será leída en las 58 parroquias de la zona norte-central de Puerto Rico este fin de semana.
Además, el obispo Fernández Torres pidió oración y ayuno frente a este peligro que acecha a los menores de edad de la isla (y de muchos otros lugares de Latinoamérica). E invitó a los arecibeños y a todos los puertorriqueños a participar en la “Marcha contra la Imposición de la Ideología de Género”, a llevarse a cabo el 14 de agosto, a las 10 am, desde el Capitolio hasta la Fortaleza.
“Todos conocemos, o deberíamos conocer, cómo desde hace varios años se vienen promoviendo legislaciones y diversas iniciativas para implementar en las escuelas públicas un llamado ‘currículo de perspectiva de género’. Y recientemente el gobierno ha anunciado que durante este próximo año escolar esta implementación será un hecho”, explicó en su carta el obispo de Arecibo.
“Ante esa pretendida imposición, los padres católicos no pueden permanecer callados ni pasivos. ¡No permitan que les roben la inocencia a sus hijos! ¡Sus hijos no son del Estado! El derecho natural, y no negociable, de educar a sus hijos lo tienen ustedes y es necesario defenderlo. No hacer nada no es opción”.
¿Es esto lo que quieren para sus hijos?
Conocedor de las críticas que muy pronto caerán sobre él, el obispo Fernández Torres aclaró que oponerse a que se introduzcan estas materias de perspectiva de género en el currículo de las niñas y los niños que asisten a escuelas públicas en Puerto Rico no significa –de ninguna manera—un acto de odio contra nadie. “Como cristianos amamos a toda persona”, escribe en su carta.
Y agrega: “pero amar a la persona no significa dar por buena su conducta, cuando ésta es contra la naturaleza e intrínsecamente desordenada”.
“Le van a enseñar a sus niños que no se nace hombre o mujer; que independientemente de su sexo biológico y de su genitalidad, ellos son los que decidirán qué ‘género’, de entre los muchos que ya se han inventado, quieren ser de acuerdo a cómo se auto perciban”.
Más adelante, el obispo Fernández Torres recuerda lo que ha sucedido en otros países; las propuestas escolares en las que piden a los niños y a las niñas intercambiar sus ropas para que experimenten cómo se sienten. “Ante eso cabe preguntar: ¿Es eso lo que quieren ustedes que hagan con sus hijos?”.
Con respecto a si esta ideología resuelve el problema de la violencia contra las mujeres, el prelado portorriqueño se mostró dubitativo. Las causas de la violencia, escribe en su carta, son múltiples, y hunden sus raíces en el pecado.
“Por eso, la manera de combatirla no es con currículo absurdo, sino con la enseñanza de los valores que siempre nuestro pueblo puertorriqueño ha atesorado, como lo son el respeto y el amor al prójimo”.
·Finalmente, les digo que no sabemos qué resultados van a tener nuestros esfuerzos y qué será lo que finalmente implementen en las escuelas; pero al menos habremos levantado nuestra voz de alerta”. Así termina diciendo el obispo de Arecibo, en una carta que mueve a la reflexión mucho más allá de los límites de su diócesis.