Polémicas y críticas ha suscitado el tema del celibato sacerdotal en el último sínodo sobre la Amazonia (octubre 2019). El Papa Francisco y San Pablo VI han tenido que responder al problema de la falta de sacerdotes.
Cada uno en su tiempo y contexto, como cuando Papa Montini optó por rechazar la solución de los viri probati o que ex sacerdotes casados volvieran, informó monseñor Leonardo Sapienza, Regente de la Prefectura de la Casa Pontificia, en un artículo publicado en L’Osservatore Romano el 17 de noviembre de 2020.
Interrogado por un cardenal holandés en 1970, el papa Pablo VI le dijo que prefería “estar muerto o dimitir” antes que cambiar el celibato de los sacerdotes de rito latino; una frase retomada por el Papa Francisco 50 años después.
Anticipando una crisis que se veía venir, el papa Francisco dijo a los periodistas en el vuelo de regreso de Panamá una frase impactante aducida a Pablo VI (28.01.2019): “Prefiero dar la vida antes que cambiar la ley del celibato”.
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Y aseguró que le vino a la ‘mente’ la frase de Pablo VI “porque es una frase valiente. En un momento más difícil que ese, se estaba en los años 68-70. Personalmente, creo que el celibato es un don para la Iglesia”.
El acta del encuentro
Leonardo Sapienza cuenta que le preguntó al papa Francisco sobre la fuente de esa cita después de investigar y no encontrarla. Francisco le pide que vaya a fondo y descubra la fuente porque él ya había sentido la frase.
Después de una revisión de los archivos de la Secretaría de Estado, ha salido a la luz el documento inédito que involucra a Pablo VI con el pedido de los obispos de Holanda de incluir el tema celibato en la II Asamblea General Ordinaria” El sacerdocio ministerial y la justicia en el mundo” (30 de septiembre-6 de noviembre de 1971).
Monseñor Sapienza encontró que san Pablo VI pronunció la “explosiva” frase al recibir en audiencia al cardenal Bernard Alfrink, arzobispo de Utrecht (Países Bajos), el 11 de julio de 1970.
Narra que los archiveros encontraron la transcripción del encuentro o acta. En el texto, hay una nota del cardenal Villot que señala en un lado de “no transcribir”.
El 10 de julio, después de un primer encuentro, la discusión entre los dos hombres ya había girado en torno a la cuestión del celibato de los sacerdotes, obligando al Pontífice a pedir al arzobispo holandés que regresara.
Fue en esta ocasión que el Cardenal Alfrink habló de la conveniencia de la ordenación de viri probati. El registro de la audiencia, muestra la respuesta del sucesor de Pedro como sigue:
“¿Cree usted, Eminencia, que tal ley de la Iglesia puede ser aceptada? ¿O que digamos: “Puedes ser casado y ser un buen sacerdote”? Prefiero estar muerto o renunciar“.
La falta de sacerdotes una ‘catástrofe’
En ese momento, la Iglesia Católica en Holanda estaba experimentando una gran crisis de vocaciones y sufría de muchas deserciones entre su clero.
El cardenal Alfrink habla de “catastrofe”. Temiendo enormemente que terminaría con muy pocos sacerdotes, la conferencia de obispos holandeses, después de consultarlo, decidió enviar al primado de Holanda a Roma con la tarea de poner la cuestión al Sumo Pontífice.
El 2 de febrero anterior, en una carta sobre el “sagrado celibato eclesiástico” Pablo VI fue crítico con los desarrollos previstos por algunos miembros de la Iglesia Católica en Holanda, pero acordó que sus propuestas debían ser “examinadas” por él.
Perjudicial y traición a la Iglesia
La animada y cortés discusión entre Pablo VI y el Cardenal Alfrink, sin embargo, muestra que el jefe de la Iglesia deseaba guiar a su anfitrión hacia otra solución.
Pero, demostró su deseo de diálogo y de sinodalidad, pues consideraba que era una cuestión que debía ser evaluada por los obispos en un Sínodo. Además porque él estaba convencido del celibato.
“No hay más candidatos al sacerdocio”, había explicado el cardenal holandés al pontífice al comienzo de la audiencia privada, presentando una vez más su propuesta de abrir el sacerdocio a las personas casadas.
Pablo VI había respondido que el riesgo era que esto fuera perjudicial para el celibato, ya que la práctica, según el Obispo de Roma “se extendería inmediatamente”. Aceptando esta solución, tendría la impresión de “traicionar” a la Iglesia.
Los laicos parte de la solución
Para el Cardenal Alfrink, “dejar la Iglesia sin sacerdotes es una gran “desgracia” que requería una respuesta. El holandés propuso entonces ordenar sacerdotes “uxorados”, es decir, sacerdotes casados a la manera de los ritos orientales. Los diáconos, no eran suficientes.
El Papa se opuso una vez más, diciendo que “no tendría la conciencia tranquila” al tomar tal decisión, porque, según él, introduciría en la Iglesia Católica “una decadencia que ya no se puede curar”. En cambio, alentó el establecimiento de un “apostolado laico”.
Otra negativa del Papa fue el regreso al sacerdocio de los sacerdotes que se habían casado. Según Pablo VI, esto era simplemente “imposible”, afirmando que los sacerdotes que presionaban para ello se “engañaban a sí mismos” y era una ‘ilusión’.
El humor del Papa y su sintonía con Pablo VI
Después de casi cinco décadas, el papa Francisco cita a su predecesor, a su manera, pero manteniendo fidedigno el espíritu de la cuestión:“Prefiero dar la vida antes que cambiar la ley del celibato”.
Leonardo Sapienza en su artículo confirma que Francisco, ante la evidencia de la transcripción de la audiencia de Pablo VI, le respondió con una breve nota escrita: “Pienso lo mismo que San Pablo VI, con una diferencia: es un santo”.
El obispo de Roma, con un toque de humor muy jesuita, advirtió al padre Sapienza: “Ni siquiera pienses en casarte”.
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Francisco, como Juan Pablo IV, acepta poner sobre la mesa la reflexión sobre el celibato, claro en contextos distintos, pero similares: la primera en los Países Bajos en los años 70, la segunda en la Amazonia en 2019.
Cabe señalar que ambos favorecieron la forma sinodal de tratar esa situación, aunque sólo Francisco la utilizó realmente.
Pablo VI indicó que preparar poner la cuestión en un sínodo requeriría de dos años aproximadamente. Es decir, ya no había tiempo para seguir adelante con la cuestión en la Asamblea del año siguiente, 1971.
Leonardo Sapienza demuestra los dos líderes de la Iglesia católica fueron partidarios del diálogo y, por lo tanto, dejan que los argumentos divergentes y con parresía se expresen sin temor, aunque personalmente ambos se oponen sin ambigüedades a un cuestionamiento del celibato sacerdotal.
Papa Francisco ha expuesto en otras ocasiones que el clericalismo pierde de vista la vocación laical dentro de la Iglesia. Pablo VI también repele con la misma energía las soluciones postizas, señalando el papel específico que, a su juicio, debe desempeñar un apostolado laico.
Hoy celebramos a...