La Santa Sede informó este jueves, 11 de julio 2019, que se abrieron dos tumbas del cementerio teutónico dentro del Vaticano. La familia Orlandi, a su vez, informó que las tumbas estaban vacías, por tanto, no se encontraron ni siquiera los restos de las nobles alemanas. La primera es la de la princesa Sofía von Hohenlohe, fallecida en el 1836. La segunda es la de Carlota Federica de Mecklemburgo, fallecida cuatro años después.
Se esperaba que este campo santo pudiera ser la clave para resolver un misterio que dura 36 años en Italia: la desaparición de una niña de 15 años llamada Emanuela Orlandi. Era hija de un trabajador del Vaticano y su caso sin resolver ha sido uno de los más mediáticos del ‘bel paese’.
“A las 8.15 de esta mañana, después de una oración frente a los dos sepulcros dirigida por el Rector del Colegio Teutónico, comenzaron las operaciones en el Campo Santo Teutónico como parte de las tareas de investigación del caso Orlandi”, dijo a los periodistas, Alessandro Gisotti, director “interino” de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Las operaciones terminaron a las 11.15 a.m. El Vaticano ha confirmado que la investigación ha dado resultados negativos: “no se encontraron hallazgos humanos o urnas funerarias”. “La cuidadosa inspección de la tumba de la princesa Sophie von Hohenlohe ha traído a la luz un gran compartimento subterráneo de unos 4 metros por 3.70, completamente vacío”, confirmó Gisotti.
“Posteriormente tuvieron lugar las operaciones de apertura de la segunda tumba-sarcófago, la de la princesa Carlotta Federica di Mecklemburgo. En su interior, no se han encontrado restos humanos. Los familiares de las dos princesas fueron informados de los resultados de la investigación”, añadió.
La abogada de la familia Orlandi, Laura Sgrò, y el hermano de Emanuela, Pietro Orlandi, estuvieron presentes y clamaron justicia ante los nuevos hechos que enrarecen aún más el misterio. La operación duró unas horas, pero en las tumbas no se encontraron huesos o restos para verificar si son de la adolescente que era ciudadana vaticana.
“Todo se podía esperar, menos encontrar tumbas vacías. El custodio – encargado por la familia – de uno de los dos sepulcros, hace tiempo, había dicho que le encargaron poner velas y flores, por lo tanto, me parece absurdo que las familias no sepan esta situación. Considero que estas familias deban preguntarse sobre el paradero de los huesos de sus parientes”, dijo en conferencia de prensa fuera del Vaticano, Pietro Orlandi, el hermano de Emanuela.
El cementerio teutónico se encuentraa 200 metros de distancia del apartamento donde vive la madre de Emanuela, el campo santo destinado a los nobles teutónicos que reposan a la sombra de la Basílica de San Pedro. Un lugar adyacente al aula Pablo VI, donde se realizan las grandes audiencias del Papa.
Por su parte, Gisotti sostuvo que el personal de la ‘Fabbrica’ de San Pedro se ocupó de la apertura y del cierre de las tumbas, mientras que la “adquisición” de las pruebas estuvo a cargodel profesor Giovanni Arcudi”.Asimismo, la operación se realizó en presencia “de un experto en fideicomiso designado por el abogado de la Familia Orlandi. Estuvieron presentes el Promotor de Justicia del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, el Prof. Gian Piero Milano, y el Prof. Alessandro Diddi, y el Comandante de la Gendarmería del Vaticano, Domenico Giani”, añadió.
El Vaticano aceptó examinar las tumbas tras la insistencia de la familia de la adolescente. Ellos recibieron una carta anónima que señalaba este lugar con una foto de un ángel sobre una tumba en el cementerio Teutónico del Vaticano: “Allí donde está el ángel se encuentra Emanuela”.
“La familia Orlandi tiene derecho a la verdad. Han pasado 36 años, cambiado gobiernos, papas, autoridades y ahora, finalmente, es el momento de dar respuestas. Es una vergüenza que después de estos años o por complicidad, o por miedo, o por intereses personales no halla información, porque si hay alguien vivo y sabe debe informar a los investigadores para dar justicia a Emanuela, ella debe ser encontrada”, dijo ante las cámaras, la abogada de la familia Orlandi, Laura Sgrò.