Aristóteles decía que todo buen líder debía tener tres cualidades:
- ethos: carácter moral y la fuente de su capacidad para convencer a otros-,
- pathos: capacidad de entrar en contacto con los sentimientos y de activar a las personas emocionalmente
- logos: capacidad de dar motivos sólidos para acciones concretas y para movilizar a las personas intelectualmente.
El liderazgo es una virtud, una capacidad que no todos los jefes poseen. Jefe y líder no son lo mismo. Es más, todos podemos ser jefes y de los buenos, pero no precisamente buenos líderes.
Ese liderazgo auténtico es exigente y requiere coherencia, convicciones sólidas y un esfuerzo constante por llevar a la práctica lo que dice y lo que cree.
Hay muchas características que distingue al jefe del líder, entre ellas la sabia autoridad -no autoritarismo- que ejerce sobre un grupo.
Un buen líder debe ser experto en el arte de las relaciones, en tener la habilidad de manejar las emociones de los demás.
- El líder dice “nosotros”, el jefe “yo”.
- El líder sabe vender la información, es decir, sabe presentar muy apetecible una idea o meta. El jefe simplemente presenta la información; hay que cumplirla y punto.
- El líder sabe conectar con las emociones y sentimientos. El jefe es más frío y parco en este sentido.
- El líder inspira para que los demás sigan su ejemplo y para que se logren las metas. El jefe solo da órdenes.
- El líder motiva, desarrolla y sabe sacar lo mejor de las personas. El jefe “usa” a las personas.
- El líder sabe convencer con argumentos inteligentes y es incluyente. El jefe domina con autoridad que muchas veces es autoritarismo.
- El líder reconoce que el poder es un arma para servir. El jefe siente que el poder le da autoridad.
- El líder solicita las cosas, motiva y colabora para que se lleven a cabo. El jefe ordena, controla, demanda y espera.
- El líder muestra empatía cuando hay errores y los considera como una oportunidad para aprender. El jefe sanciona severamente los errores.
- El líder aplaude los logros, por pequeños que estos sean. El jefe difícilmente reconoce los logros, pero sí está muy atento a las fallas.
- El líder gusta de los cambios, se sabe adaptar y motiva así a los demás. El jefe es más reacio a los cambios.
- El líder busca la unidad y cree en el trabajo en equipo para el logro de metas. El jefe no se preocupa tanto por eso como porque le den resultados.
- El líder hace todo lo posible por llevar una vida coherente en el decir, el pensar y el hacer porque sabe que el ejemplo convence y arrastra. El jefe también puede hacer lo mismo por llevar esa vida, pero no tiene tanto interés por ser ejemplo para los demás.
- El líder genera una atmósfera de trabajo agradable, contagia entusiasmo. El jefe puede generar miedo y un ambiente punitivo y desagradable.
- El líder sabe escuchar razones y aprecia la participación. El jefe dice “porque lo digo yo”, impone y sus indicaciones no pueden refutadas.
- El líder resuelve las crisis e invita a sus colaboradores a buscar soluciones. El jefe culpa por la crisis.
- El líder sabe que la persona es lo primero y reconoce en ella su dignidad. El jefe busca los beneficios por encima de la persona.
- El líder ve a los demás como sus colaboradores, enseña y está abierto a aprender de los demás. El jefe maneja empleados y solo manda por ser el superior.
- El líder comparte el crédito del éxito. El jefe toma todo el crédito.
- El líder toma su responsabilidad cuando algo sale mal. El jefe echa culpas.
Recordemos siempre que los puestos de liderazgo, gerenciales, directivos son puestos de servicio y no de poder. Y tú, eres líder o jefe…