¿Qué nos está pasando a los adultos? ¿Qué les está pasando a los niños de hoy? Todo el día con el móvil en la mano. ¿Será que ya no sabemos vivir sin él? ¿Y los niños, qué? ¿Su educación, se nos está escapando de las manos por culpa de la tecnología? Hay que tener el valor y la inteligencia para no ver normal aquello que tiene también una parte de anormalidad.
Hay estadísticas que nos hacen pensar, como las presentadas por la psicoterapeuta Victoria Prooday.
- 1 de cada 5 niños tiene problemas de salud mental
- El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) ha aumentado un 43%
- La depresión en adolescentes ha subido un 37%
- La tasa de suicidios ha crecido un 200% en niños de 10 a 14 años
Un gran error es pensar que saber usar las diversas aplicaciones del móvil es lo mismo que prepararse para afrontar con eficacia y serenidad el presente y sobre todo el futuro por parte de los hijos.
Una sana educación presupone sobre todo aprender a vivir en el día a día sabiendo gestionar lo que realmente cuenta en la vida:
- Las relaciones emocionales y la vida social.
- Las propias responsabilidades.
- La autorregulación de la propia conducta de acuerdo a los propios valores.
- El contacto con la realidad para distinguir lo que es esencial y prioritario de lo que es virtual y muchas veces innecesario
- La proyección de la propia vida para ir trabajando con metas y con ilusión.
¿Qué necesitan?
Esto se logra cuando los hijos cuentan sobre todo con una presencia real de los padres que sepan darles amor y al mismo tiempo decirles “no” cada vez que sea necesario para enseñarles con el ejemplo y con las palabras como hay que prepararse para crecer y afrontar la vida real.
De manera sintética, los aspectos que más conviene tener presente en la educación de los hijos desde el punto de vista psicopedagógico son, en cierto sentido, elementos de sentido común.
El gran problema que tenemos es que estamos todos vinculados a los ritmos, condicionamientos y modas que la frenética sociedad actual está imponiendo por medio de todos los canales de comunicación a los cuales, tanto niños como adultos, estamos todos conectados.
¿Cómo podemos ayudarles?
- Ofreciéndoles estabilidad emocional. El mundo afectivo de los niños es el tesoro más grande que poseen y hay que tutelarlo desde los primeros añoos para garantizar un futuro donde predomine el amor en sus vidas. El modo más eficaz es dedicándoles tiempo, pues presencia amorosa de los padres es insustituible en la formación afectiva. Educarles en la educación de la inteligencia emocional, en la gestión de sus propias emociones sabiendo reconocer las propias y las de los demás, es la mejor inversión de tiempo que se puede hacer.
- Ayudarles a formar hábitos positivos que sean la base del resto de la vida: Los comportamientos se empiezan a aprender en casa. Los niños viven de imitación. Harán lo que ven. Padres interesados en educar insistirán y motivaran a los hijos para que con la repetición de los buenos comportamientos vayan formando hábitos sanos y eficaces para toda la vida.
- Orientarlos gradualmente hacia la autonomía. La verdadera autonomía es fruto de la madurez afectiva y la capacidad de gestionar las propias responsabilidades. Los buenos hábitos y la cobertura afectiva son la mejor base para ir creciendo gradualmente en la capacidad de ir tomando responsabilidades mas grandes en la propia vida. Hay que enseñarles a que hagan ellos mismos todo aquello que pueden hacer (desde preparar la propia mochila, organizar sus propios compromisos, mantener en orden la propia habitación, etc.)
No cabe la menor duda que la gran prioridad de la vida es ver a los hijos felices y realizados. El futuro se construye paso a paso con los comportamientos de cada día.
Ofrecer a los hijos amor, buenos hábitos y autonomía/responsabilidad es el camino más seguro para que sus vidas estén llenas de realización y felicidad. El día de mañana los hijos lo apreciarán y lo agradecerán.
Hoy celebramos a...