Guillermo Del Toro huele a Oscar®

Doug Jones es el monstruo favorito de Guillermo del Toro. Nunca ha ocupado carteles ni titulares de hecho, en esencia, casi no lo hemos visto desfilar en pantalla. Jones siempre aparecía en quinta fila, al fondo del plano, metido en la piel de gente que moría rápido o lo que es peor, cubierto de maquillaje hasta el punto de que era imposible reconocerlo.

Jones ha interpretado a monstruos y criaturas de muy diversa índole en películas y series como Buffy. Cazavampiros, Falling Skies, Guerreros de la virtud o Los 4 Fantásticos y Silver Surfer. Su nombre se coló entre los créditos de la segunda fila de Mimic, de Guillermo del Toro pero lo más importante, interpretó a dos monstruos muy apreciados por el director mexicano, el hombre anfibio de Hellboy y el fauno que dio título a una de sus películas más populares, El laberinto del fauno.

Resulta evidente que entre Jones y Del Toro debe haber buen ambiente. Tal vez por esto, cuando el primero aseguró que con su última película el segundo se iba a llevar un Oscar, nadie se lo tomó en serio. La película en cuestión y en la que Jones interpreta, faltaría más, a un monstruo, se titula La forma de agua. El film nos cuenta la historia de una joven muda que trabaja como conserje en los pasillos de un siniestro laboratorio americano en plena Guerra Fría, y que terminará enamorándose de una inquietante criatura que vive recluida en sus catacumbas.

El caso es que La forma del agua ha puesto en evidencia a la crítica de medio mundo, que se ha rendido a sus pies y el film está empezando a acumular una imprevista colección de premios y distinciones. Acaba de empezar su recorrido por los festivales y de momento y para empezar, ya se ha llevado el León de Oro en el Festival de Venecia. Así, como el que no quiere la cosa. Y esto es importante porque en eventos como estos al cine de género siempre lo han mirado por encima del hombro como de hecho, ha ocurrido y sigue ocurriendo en Hollywood.

Guillermo del Toro siempre ha sido un director apasionado y sobre todo convencido de lo que hacía aunque en mi opinión nunca haya destacado por su brillantez narrativa o escénica. Es más, yo creo que los verdaderos logros de Del Toro se encuentran en haber conseguido seducir al respetable sin dejar de visitar lugares comunes repletos de clichés. De hecho, puede que la gran y mejor virtud, según apuntan las primeras críticas, de La forma del agua, vengan de haber revisitado a través de su particular filtro una historia mil veces propuestas en cintas como La bella y la bestia o La mujer y el monstruo.

Seguramente, la película de Del Toro no tenga nada que ver con los dos títulos antes citados pero como digo, ahí reside, creo yo, las virtudes del director mexicano, en pasar por nuevo lo viejo. Y ojo, no es el único que lo hace…