El padre Ballesteros, como le conocen popularmente a José Laureano, confía en la pronta reactivación de los periódicos venezolanos. Sus tiempos como fundador y párroco de la pastoral universitaria del Táchira, donde compartió con muchachos durante casi dos décadas, le imprimieron un carácter positivo y optimista basado en una fe inquebrantable en Dios, “quien siempre cumple sus promesas”.
El sacerdote tachirense es un activo usuario de los medios de comunicación social: desde los impresos hasta los digitales, en los que ha desarrollado fecunda labor pastoral con la producción de programas de radio y televisión.
Durante su paso por Colombia fue invitado por la Cadena Caracol a conectarse todas las semanas en una transmisión en directo con la audiencia durante 2 años, para tratar múltiples temas. Es licenciado en Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, con estudios de comunicación social en la italiana Universidad Pro-Deo y fue miembro del Tribunal Diocesano por decisión de su obispo, Mons. Marco Tulio Ramírez Roa.
Vacía luce la silla, como vacías se quedaron las oficinas del “decano de la prensa tachirense” tras 92 años de labor ininterrumpida llevando “fe y actualidad en pocas palabras” a buena parte de Táchira, Venezuela y el mundo.
A menos de dos semanas del inesperado cierre definitivo del Diario Católico tras la liquidación de su personal, conversamos con el padre José Laureano Ballesteros Blanco, el sacerdote de Rubio que durante 14 años cumplió la noble responsabilidad de dirigir esta obra pastoral, fundada el 14 de mayo de 1924 por el valenciano obispo Tomás Antonio Sanmiguel.
¿Por qué cierra el único impreso religioso de circulación diaria de América Latina?
No es que cierra, sino que entra en un proceso de hibernación. Porque una obra (de tipo pastoral) como ésta, ¡no debe cerrar nunca! La Iglesia no puede renunciar a tener radio, televisión, periódico, redes sociales… y de hacer uso de todos los medios para comunicar el mensaje de salvación y el evangelio. Debemos usar todos los canales disponibles para hacerlo.
Usted habla de “hibernación”, término similar al de “transformación”, como el que se usó en un comunicado oficial. Algunos consideran que estos eufemismos buscan minimizar el cierre y restarle el impacto emocional ante algo tan grave como la paralización de una rotativa. ¿Es así?
No. Se trata simplemente de un hecho: ¡La Iglesia no es derrotista! El discurso no es una habilidad temática para tratar de esquivar. La Iglesia Católica asume su responsabilidad en lo que le corresponde. Ella es experta en la esperanza y debemos alimentarla.
Entonces ¿esperan la “resurrección del Diario Católico y de la prensa en Venezuela?
¡Claro! Y no sólo del Diario Católico sino de cada uno de los compañeros que se han visto forzados a cerrar, así como de las emisoras de radio y las plantas televisivas como Radio Caracas Televisión (RCTV) que finalmente no pudieron seguir emitiendo, por cuanto ello representa un claro atentado contra la información y, peor aún, contra la difusión de la verdad.
Se detuvo una rotativa…
¡La palabra no se puede detener! Y mal haríamos si teniendo una misión no buscamos por todos los medios cumplirla.
¿Espera tiempos mejores para Venezuela?
¡Por supuesto! Es bíblico y profético, además. No podemos ser “perros mudos”, que son los que no hablan
¿Y usted cree que la Iglesia calla ante dramas como el de nuestro país?
No. Al contrario. Hay documentos geniales con profundo valor, fuerza y claridad. Más aún, hay pronunciamientos continuos y directos como el de Mons. Padrón y el del Cardenal Urosa Sabino.
Y cuando habla ¿lo hace para qué sector?
La Iglesia es madre y maestra. Por ende, habla para sus hijos. Es decir, les habla a todos.
¿No se queda solamente en discursos?
La Iglesia actúa. Mal haría con solamente hablar porque estaría pecando de omisión.
Pero además hay que entender que la Iglesia no la integran solamente los obispos o los sacerdotes. La conforman todos los laicos y aquellos a quienes les duele cuanto sucede en nuestra región y en nuestro país. ¡La Iglesia somos todos!
¿Cuál sería el titular que le habría gustado publicar en una primera página del Diario y que no tuvo tiempo u oportunidad de colocar?
Me hubiese gustado titular con una cita del Salmo 125, el cual va de la mano con las buenas noticias y el optimismo que a los católicos nos inspira una virtud teologal como la esperanza: “Aquellos que se fueron llorando de Venezuela, regresan cantando con sus manos llenas de trigo”.
¿Es un anuncio para Venezuela?
Sí, es una promesa de esperanza…
¿Tendremos que esperar los mismos 40 años que caminó el pueblo en el desierto?
No lo creo. Muy pronto Venezuela se levantará y los más de 2 millones de jóvenes que se fueron del país regresarán. Y todos los periódicos volverán a circular para cumplir con su delicada e insustituible misión de ser defensores de la verdad y promotores de la justicia.
La última edición del Diario Católico estaba titulada con: “Tus pecados quedan perdonados. ¡Vete en paz!”. ¿A quiénes estaban perdonando en esta frase de mártir?
¡La que nos estaba perdonando era la rotativa a nosotros, la máquina que imprime diariamente el periódico! Cuando estábamos en la visita final a los talleres, curiosamente nos encontramos un viejo periódico sobre esta gran maquinaria y ése era el titular: “Tus pecados quedan perdonados. ¡Puedes ir en paz!”. Lo entendimos como un mensaje para nosotros, para todos. Creemos que representa los 93 años de trabajo que produjo más de 25 mil ediciones. Salimos 25 mil veces a la calle llevando un maravilloso mensaje de esperanza y caridad. ¡Y con la bendición de Dios, volveremos a llevarlo nuevamente dentro de poco!.
Hoy celebramos a...