El viaje a México del Papa Francisco tendrá un momento particularmente significativo cuando, al final de su periplo mexicano, celebre una Misa el miércoles 17 de febrero en la conflictiva frontera norte, colindante con Estados Unidos; la frontera más dinámica del planeta, con más de 300 mil cruces cotidianos.
Concretamente, la Misa se celebrará en Ciudad Juárez, en el Estado mexicano de Chihuahua, que hace frente, solamente dividida por un puente, a la ciudad texana de El Paso. Ciudad Juárez representa mucho en la redefinición de México y Estados Unidos del tema migratorio, de la violencia y de los derechos humanos de los trabajadores y de los propios migrantes.
¿Solo migrantes?
La edición del semanario estadunidense, Our Sunday Visitor (OSV) que ha salido a la luz esta semana, habla del trabajo conjunto que están realizando los obispos de la frontera, de ambos lados de la frontera, para preparar esta histórica Misa en la que, seguramente, el Papa Francisco se habrá de referir, como ya lo hizo en septiembre de 2015, en Estados Unidos, sobre la misericordia en lo que se refiere a los migrantes y sus familias.
En adición a este trabajo preparatorio, el obispo de El Paso, Mark J. Seitz fue entrevistado por OSV sobre la presencia del Papa y la celebración de la Misa en el muro fronterizo, definido por muchos como “el muro de la ignominia”. El prelado espera poder concelebrar la Misa desde el lado de El Paso, lo cual será “un signo de unidad” entre mexicanos yestadunidenses. “Él (el Papa) está al tanto de nuestra misas anuales en la frontera, y creo que le gusta la imagen, la oportunidad de enseñanza que ésta deja.”
Más adelante, en la entrevista de OSV, monseñor Seitz toca el tema fundamental de la visión de Francisco: la situación de los refugiados en la frontera. No son ya solamente inmigrantes, apunta el obispo de El Paso, porque los inmigrantes llegan por razones económicas. “Ellos vienen porque temen ahora por su vida. Están enfrentando tremendos retos de violencia y abuso en sus países, en Centro América –Honduras, Guatemala, El Salvador—y gente que está llegando, también, de México.”
La huella cristiana
Para el prelado estadunidense, el Papa hablará sobre este tema, y sobre la “huella de la Misericordia” que es “la marca de nuestra fe.” Además, la visita del Papa a México –tan solo 6 meses después de haber visitado Norteamérica– es, para el obispo de El Paso, un signo de lo que el Papa quiere enseñar en este Año de la Misericordia. “Esta visitando las dos fronteras (la del sur, en Chiapas, y la del norte, en Ciudad Juárez), así como Morelia, un sitio con tremendos niveles de violencia en México. Viene aquí para enseñarnos, en la frontera, que no hay nada que deba separarnos. Nos llama a encontrar el camino para vivir la misericordia, como forma cristiana de nuestras relaciones con los demás.”
Finalmente, el obispo de El Paso dijo a OSV: “Hace 2,000 años, cuando nació en Palestina, una región olvidada del mundo, Dios mostró su amor por esa gente en particular, gente que vivía en el desierto, en la pobreza; así mismo, nuestro Papa viene a este rincón –que en muchas maneras está olvidado—para recordarnos que Dios nos conoce y cuida de nuestras necesidades.”
Hoy celebramos a...