Aleteia logoAleteia logoAleteia
sábado 27 abril |
San Isidoro de Sevilla
Aleteia logo
Espiritualidad
separateurCreated with Sketch.

El huracán y la oración

WEB-MEXICO-PRAY-HURRICANE-NASA-NOAA via NOAA Environmental Visualization Laboratory–Víctor H. Asencio-ANDES-CC

NOAA via NOAA Environmental Visualization Laboratory--Víctor H. Asencio-ANDES-CC

SIAME - publicado el 27/10/15

Muchas personas no sólo se limitaron a poner atención en el fenómeno natural, hicieron algo más, mucho más: oración

Monstruoso, perverso, catastrófico, el peor en la historia del planeta, así fue descrito el huracán Patricia cuando se dirigía hacia las costas mexicanas del Pacífico.

Y no lo decían ignorantes alarmistas, lo definían así los mayores expertos, los que sabían de qué estaban hablando, los funcionarios del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos y de la Organización Meteorológica Mundial.

Y es que según la escala Saffir-Simpson, el huracán más destructivo es el de categoría 5 (que tiene vientos de 240 kilómetros por hora, y potencial para arrancar árboles de cuajo, destruir viviendas, hacer volar vehículos y desde luego personas), pero los vientos de Patricia rebasaban los 300 km x hora, y sus rachas superaban los 400 km x hora.

Se dijo que si existiera una categoría 6, Patricia la hubiera alcanzado, y tal vez rebasado, y que sólo se le podía comparar con un tifón que provocó la muerte de más de seis mil personas en Asia hace unos años.

La proximidad de este feroz huracán provocó temor en el país, que de inmediato se preparó para recibirlo.

Se tomaron todas las medidas de seguridad, se echaron a andar todos los protocolos de emergencia en las costas donde se preveía que tocaría tierra.

En México y en todo el mundo, las gentes seguían atentas, a través de los medios de comunicación, el avance lento y amenazador de este temible fenómeno meteorológico.

Pero muchas de ellas no sólo se limitaron a poner atención, hicieron algo más, mucho más: oración.




Te puede interesar:
El tsunami que retrocedió ante la bendición con el Santísimo

Fue impresionante la rapidez con la que se multiplicaron y difundieron en redes sociales las peticiones de orar por México.

En Facebook, por ejemplo, pude constatar cómo no sólo páginas católicas nacionales e internacionales, sino muchas otras, pedían orar por México, e incluso publicaban oraciones escritas especialmente para suplicar la poderosa intervención de Dios y la intercesión de Santa María de Guadalupe.

Y no se diga en Twitter y en mensajes por celular, las peticiones de oración iban y venían a la velocidad del rayo, llegaban y eran compartidas en cuestión de segundos, por miles, por millones de personas.

En todo el planeta se elevaron fervorosas plegarias por México.

Y Dios las escuchó.

Desvió ligeramente el huracán, lo suficiente para que no tocara tierra en una zona densamente poblada, y luego lo hizo topar con montañas que lo degradaron hasta quitarle todo su destructor potencial.

La víspera, los expertos se declararon muy sorprendidos de que el huracán hubiera pasado, en cuestión de pocas horas, de la categoría uno a la categoría cinco.

Ahora se declaraban todavía más sorprendidos de que en todavía menos tiempo el huracán hubiera pasado de categoría cinco a tormenta tropical.

Alguien comentó: ‘fue como si una mano invisible le hubiera puesto un alto’.

Pues sí, es exactamente lo que sucedió.

Recordamos lo que en la Biblia se cuenta que Dios le dijo al mar: “¡Llegarás hasta aquí, no más allá…aquí se romperá el orgullo de tus olas!” (Job 38, 11).

Parece que se lo volvió a decir. ¡Bendito sea Dios!

Lo sucedido ha despertado las más diversas reacciones.

Algunas personas se quejaron: ‘nos espantaron en balde, ni era para tanto’.

Un político, con su típico cuidado de no atribuir nada a la intervención divina, declaró: ‘la Naturaleza hizo que Patricia se introdujera en la montaña’ (qué curioso que haya quien considera impensable creer en Dios, pero no tiene empacho en atribuir a la ‘Naturaleza’ características que sólo podría tener si fuera ¡una diosa!).

Afortunadamente, somos muchos más quienes captamos claramente que lo sucedido en México se debió sin duda a la intervención divina, y de nuevo hemos hecho circular mensajes en las redes sociales, pero esta vez, de gratitud hacia Dios.

Y, como siempre, llega oportuna la Palabra que se proclama este domingo en Misa, para iluminar lo que vivimos.

Ahora, que el peligro se ha ido, resuenan en nuestro corazón agradecido, las gozosas afirmaciones del salmista:

“¡Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor!… Aun los mismos paganos con asombro decían: ‘¡Grandes cosas he hecho por ellos el Señor!’ Y estábamos alegres, pues ha hecho grandes cosas por Su pueblo el Señor.” (Sal 126, 1-3)

Por Alejandra María Sosa Elízaga

Artículo originalmente publicado por SIAME

Tags:
almacatastrofes naturalesmexico
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.