Aleteia logoAleteia logoAleteia
viernes 26 abril |
San Isidoro de Sevilla
Aleteia logo
Espiritualidad
separateurCreated with Sketch.

¿Qué diferencia hay entre santos y beatos?

COMMUNION OF SAINTS

© José Luiz Bernardes Ribeiro | CC BY-SA 4.0

Toscana Oggi - publicado el 27/10/14

¿No son santas, aunque no se reconozcan, todas las personas acogidas en el cielo?

La distinción que hace la Iglesia entre beatificación y santificación me parece inútil, y más en nuestro actual mundo globalizado. Un beato, reconocido oficialmente como tal, ¿no es ya santo? ¿Como, por lo demás, no son santas, aunque no se reconozcan, todas las personas que, después de la muerte, son acogidas en el cielo?

Responde Valerio Mauro, profesor de Teología Sacramental.

Los santos no “están más en el cielo” que los beatos ni tienen una categoría mayor, sino que la distinción tiene que ver con la difusión de su culto dentro de la Iglesia.

Para comprenderlo, sería oportuna una mirada a la historia del proceso de la canonización a lo largo de los siglos.

Los primeros indicios de una oración pública dirigida a los santos son relativos a los mártires, ligados a una comunidad particular.

Pensemos en las santas tradicionales como Lucía, Ágata, Cecilia, o en los apóstoles, cuyo martirio en una ciudad ha dado lugar a un culto preciso.

De manera singular, la muerte de los santos Pedro y Pablo en Roma decidió el papel eclesial único del obispo de esa ciudad.

Paralelamente, el culto hacia la Virgen María se liga a manifestaciones particulares en ese o aquel lugar.




Te puede interesar:
Guadalupe, Fátima, Lourdes,… ¿Por qué hay tantas si la Virgen es sólo una?

En síntesis, el culto hacia los santos nace ligado a un lugar y a una comunidad local. Sólo con el tiempo se extiende a otras comunidades.

Los primeros santos no mártires de los que se conoce un culto son Antonio, padre del monaquismo, y Martín de Tours, el primer santo no mártir del que tenemos un oficio litúrgico.

El culto público hacia un santo o una santa era confiado a la aclamación popular, o bien a una decisión episcopal: el momento decisivo era el traslado del cuerpo a un altar, que se convertía en el centro del culto dirigido a él.

En la Edad Media, la Iglesia empieza a regular de modo formal y universal e reconocimiento de un culto litúrgico hacia los santos.

Estamos en un periodo de creciente autoridad del Papa en la Iglesia, y asistimos a varias intervenciones de los pontífices.

En el siglo XIII, Gregorio IX reserva las canonizaciones al Papa, instituyendo el proceso para el reconocimiento de la santidad de un cristiano (Francisco de Asís fue el primer caso en el que se llevó a cabo una investigación sobre su vida y milagros).

En 1588, Sixto V funda la Sagrada Congregación de los ritos, encargándole que examinara varios casos.

Con Urbano VIII y Benedetto XIV se elaboraron normas aún más precisas, definiendo la distinción entre beatos y santos: el beato goza solamente de un culto público local, el santo en cambio es propuesto al culto de la Iglesia universal.

La distinción formal entre beato y santo, por tanto, no tiene que ver con su presencia en el cielo, sino con la difusión de su culto.

Según la teología católica, que se desarrolló en la Edad Media, en la declaración de santidad o “canonización”, el Papa compromete su ministerio petrino y se pronuncia de manera segura para nuestra fe, proponiendo a la Iglesia universal un culto público y legítimo hacia ese santo o santa.

En 1983, el papa Juan Pablo II aprobó nuevas normas, reorganizando el proceso a través del cual un cristiano puede ser reconocido digno de un culto público y por tanto canonizado (Constitución apostólica Divinus perfectionis magister).

Ahora, cuando nace una devoción popular hacia una persona, muerta en olor de santidad, se abre un proceso diocesano, a través del cual se examinan su vida, la heroicidad de sus virtudes, sus escritos y la devoción popular hacia él.

Una comisión aparte se encarga de validar el milagro pedido para la beatificación. Se necesita un segundo milagro para la canonización.

En resumen: la distinción entre beato y santo está ligada históricamente a la difusión de su culto. En nuestros tiempos los límites se han desdibujado, también gracias a las enormes posibilidades de comunicación.

Por ejemplo, el padre Pío de Pietrelcina había suscitado a su alrededor una devoción universal ya antes de ser reconocido beato.


Pope Francis canonizations

Te puede interesar:
¿Cómo es el proceso para declarar santa a una persona?

Resumen de la respuesta del padre Valerio Mauro, profesor de Teología Sacramental, realizado por Aleteia

Tags:
canonizacionsantos
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.