El fallecimiento del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue confirmado ayer poco antes de las cinco de la tarde (hora local), por el vicepresidente Nicolás Maduro. Su muerte se produjo después de una cuarta operación quirúrgica en Cuba, para intentar ganar la batalla al cáncer de pulmón que padecía desde el año 2011.
Su muerte abre un futuro incierto sobre el chavismo, movimiento político populista de corte marxista surgido en torno a su persona, así como sobre Venezuela, que según la constitución deberá convocar elecciones presidenciales en los próximos 30 días. La pugna entre sus dos herederos, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, añade incertidumbre sobre este frágil periodo de transición.
La Conferencia Episcopal de Venezuela ha hecho público un llamamiento "a la unidad nacional" para aforntar el "hecho doloroso" de la muerte de Chávez, por medio del secretario general de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Jesús González Zárate (http://noticias.terra.es/mundo/latinoamerica/la-conferencia-episcopal-llama-a-la-unidad-nacional-para-afrontar-la-muerte-de-chavez,05dfc3d1f7a3d310VgnCLD2000000ec6eb0aRCRD.html).
"En este momento todos debemos poner nuestros mejores sentimientos", ha dicho, en declaraciones al programa de televisión 'Aló, ciudadano'. Por su parte, el cardenal Jorge Urosa, que se encuentra en Roma para el conclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, aseguró sus plegarias por el alma de Chávez. El purpurado celebrará una misa por el finado en Roma, y otras celebraciones están previstas también en la catedral de Caracas.
Además, a las pocas horas del fallecimiento del presidente, el episcopado venezolano hacía público un comunicado en el que presentaban sus condolencias y mostraban su cercanía a la familia Chavez, pedían "que todos los Poderes Públicos apliquen los mecanismos previstos en la Constitución", que se garantice el orden público y que "todos los sectores políticos promuevan la calma y la armonía de la población. En particular, es preciso descartar cualquier tipo de violencia".
De hecho, los últimos días de Chávez constituyeron un periodo de tensión al impedirle su estado de salud jurar su cargo como presidente nacional el pasado 10 de enero.
La Conferencia Episcopal de Venezuela ya alertó, al término de su Asamblea Plenaria del pasado enero, que la enfermedad de Chávez creaba un clima de incertidumbre que podía tener consecuencias para el país: “Es necesario que las autoridades informen con claridad y veracidad sobre el estado y evolución de la salud del Presidente, pues es un tema de interés público dada la función que él ejerce”, afirmaban. (http://www.cev.org.ve/noticias_det.php?id=3798).