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Vive el día.
Es una expresión latina, Carpe diem, vive el día, pero en vez de afrontarla como harían los romanos, como una vida en la que al morir se acaba todo, aplícala a un vivir el día con sentido trascendente. Y es que Dios no nos pide más de lo que nos da para sobrellevar la situación. El beato Álvaro del Portillo escribió: "Si encontramos alguna vez más dificultades, quiere decir que el Señor nos enviará más gracia, nos concederá siempre la ayuda proporcional". Así es, nunca nos va a faltar la gracia de Dios.
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