Virgen de Guadalupe
Según una antigua leyenda, la imagen fue realizada en un taller de escultura fundado en Palestina en el siglo I por san Lucas Evangelista. El papa Gregorio Magno le regaló esta escultura a san Leandro, arzobispo de la Sevilla visigoda. Durante la invasión musulmana, los cristianos de esa ciudad la depositaron en una caja y la escondieron junto al río Guadalupe. En el siglo XIII se le apareció la Virgen a un vaquero, y le dijo que buscara la escultura. Cuando el hombre se encontraba cerca de ese río se le perdió una vaca. Posteriormente, la encontró muerta. Fue a desollarla para aprovechar su piel y antes, como era costumbre, le hizo una señal en forma de cruz en el vientre. Entonces, la vaca resucitó y se levantó. El hombre se preguntó si ese sería el lugar indicado por la Virgen. Excavó y, a un metro de profundidad, encontró la caja con la Virgen en su interior.
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