Virgen del Lledó
Un labrador llamado Perot (Pedro) araba con sus bueyes, levantó una piedra junto a las raíces de un almez, bajo la cual apareció la imagen. La leyenda cuenta que, tras el hallazgo, Perot llevó la imagen a la iglesia parroquial, pero milagrosamente la Virgen habría vuelto a su lugar de origen. Tras repetirse el milagro varias veces, el pueblo entendió que era la voluntad de la Virgen que le fuera edificado un templo en el mismo lugar en que fue hallada.
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