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El Pirineo de la Vall de Boí está repleto de bosques de coníferas y muchas otras especias, incluso hierbas con propiedades medicinales. En la imagen, el serbal de cazadores, un árbol que en invierno pierde la hija pero no este fruto rojo que da color al monte. Con él se hacían mermeladas.
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© Dolors Massot