DÍA 4: AYUNA DE PALABRAS Y LLÉNATE DE SILENCIO PARA ESCUCHAR A OTROS.
“Tengan bien presente, hermanos muy queridos, que debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar…” (Santiago 1, 19)
Darle a alguien toda nuestra atención cuando está hablando es un acto de amor. Es importante mantener el foco en la otra persona, resistiendo a la tentación de solo hablar sobre nosotros mismos. Siempre es posible que nuestro dolor de ser pacientes tenga propósitos providenciales. La paciencia requiere humildad y eso implica saber escuchar.
La Cuaresma de la escucha. Durante el día de hoy tómate un momento para escuchar a un amigo o un familiar o a alguien con quien tengas contacto. Dale la oportunidad de ser receptor de tu tiempo y atención. Al hablar menos podrás empatizar más fácilmente, reconocer necesidades para poder ayudar mejor, nutrirte con un punto de vista y aprender mucho sobre los demás.
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