Prueba el plato antes de servirlo.
Vamos a ver, no es que desconfiemos de ti como si fueras a envenenar a un faraón o un emperador (para eso servía el "probador" en Egipto o en China ya hace miles de años). Sencillamente es por si has puesto demasiado picante y descubres que el plato está para echar fuego por la boca. O por si necesita estar más caliente. O por si descubres que olvidaste echarle sal. O al contrario: ¡está salado!.
Si olvidaste echar sal a un plato, todavía estás a tiempo de remediarlo. Si el plato te ha salido salado, es más difícil de arreglar pero un truco "salvavidas" en el caso de sopas y cremas, es ponerle una patata entera pelada. Absorberá al menos parte de la sal en unos pocos minutos. Mientras, da conversación a tus comensales ;).
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