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Reza
He guardado el mejor consejo para el final. Tus hijos siempre están, y siempre estarán, en las manos de Dios. Reza para que te guíe, tengas paciencia y comprendas. Y asegúrate de que tus hijos sepan que también estás rezando por ellos; puede ser una fuente de consuelo, especialmente si comienzan a cuestionar su fe en la adolescencia.
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