Pensar para qué lo hago
Si pongo cabeza en mis acciones, descubriré que lo inmediato tiene repercusión, tiene consecuencias, y que es mejor prever que lamentarse a posteriori. Eso me vendrá bien a la hora de medir mis palabras, de hacer un gasto, de dar un like en las redes sociales o de educar a mis hijos.
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