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San Carlos Borromeo
Era cardenal cuando el hambre y la peste azotaron Milán, en el siglo XVI. Aunque la mayoría de los nobles huyeron de la ciudad, el cardenal Borromeo organizó a los religiosos que se quedaron para alimentar y cuidar a los hambrientos y enfermos. Alimentaban a más de 60.000 personas al día -la cuenta pagada en gran parte por el cardenal, que se endeudó personalmente para alimentar a los hambrientos. También visitó personalmente a los que sufrían de peste y les lavó las llagas, habiendo escrito primero su testamento y preparado para la muerte. Pero el buen cardenal se salvó, viviendo otros seis años después de la que se conocería como "plaga de san Carlos".
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© José Salomé Pina | PD