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Santa Claus
Los inmigrantes del norte de Europa llevaron consigo estas leyendas cuando fundaron las primeras colonias en el Nuevo Mundo. Los holandeses, que seguían aficionados a san Nicolás, difundieron su nombre, “Sinterklaas”. Después, en las primeras décadas del siglo XIX, diversos poetas y escritores comenzaron a dedicarse a trasformare la Navidad en una fiesta familiar, recuperando también la leyenda de san Nicolás. Ya en un libro de 1809, Washington Irving imaginó a un Nicolás que pasaba por los tejados con su carro volante llevando regalos a los niños buenos; después fue con ocasión de un libreto anónimo en verso, The Children’s Friend, con la primera verdadera aparición de Santa Claus, asociado a la Navidad “pero privado de cualquier característica religiosa, y vestido con las típicas pieles de los divertidos portadores de regalos germánicos”, explica Bowler. Este Santa trae regalos pero también inflige castigos a los niños malos, y su carro es arrastrado por un solo reno.
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