8. Vivir en el campo mueve a la contemplación. En un instante, puedes quedar admirado al ver cómo se mueve una bandada de pájaros que vuela bajo antes de un chubasco o cómo atiende un pájaro a sus polluelos en el nido. Ves orden, armonía, leyes, ritmos... Y transmite paz. Eso lleva la mente a Dios, a contemplar la obra de la Creación y a entrar en diálogo con Él.
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