6. El campo es cultivo y, por tanto, es esperanza. De que llegarán los frutos, de que vale la pena sacrificarse. Porque el campo es mucho sacrificio: todos los días hay que cuidarlo, hay que trabajarlo con todo el cuerpo, sobre todo las manos y la espalda. Hay que mirarlo de cerca. Y hay que estudiar para conocer qué cosas nuevas pueden ser de utilidad. Hay que estar pendiente de la siembra, el abono, sacar las malas hierbas, el riego (a veces de madrugada), la siega o la recogida de la fruta.
+© Shutterstock