SANTA ÁGUEDA: Originaria de Catania (Italia), Águeda quiso consagrar su vida a Cristo y permanecer virgen. Sin embargo, el prefecto romano de Sicilia, atraído por ella, trató de seducirla. Como se resistía a sus insinuaciones, el prefecto la envió a un lupanar. Afortunadamente, se las arregló para permanecer virgen. Terminó siendo torturada: atada a una columna, con la cabeza hacia abajo, ambos pechos le fueron arrancados con unas tenazas. La noche siguiente, san Pedro la visitó en su prisión y la sanó. Águeda acabó siendo arrastrada sobre brasas ardientes hasta su muerte.
+© Domaine Public