Apenas unos minutos después de que comenzaran las llamas, muchas personas comenzaron a reunirse en la Plaza Saint-Michel, en el corazón del Barrio Latino, a unos cientos de metros de la catedral de Notre-Dame. Una vigilia de oración que duró toda la noche: el arzobispo de París, monseñor Aupetit, se unió a ellos poco después de la medianoche.
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