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Oración en familia.
Vital es también el tiempo para rezar juntos. Puede convertirse en un hábito diario, al levantarse o antes de dormir. Unos minutos en familia para dar gracias a Dios por todo lo que tenemos o pedir por nuestras intenciones. Es bueno, en este caso, que los pequeños muestren sus peticiones. Que lo expliquen con sus palabras, que pidan por sus amigos o compañeros del cole. Que le cuenten a Jesús lo que para ellos es un mundo o las inquietudes que puedan tener. Sentir que lo suyo es tan importante como lo de los mayores les estimulará a seguir haciéndolo. Buena es la fórmula de, al acabar el día, pedir perdón, dar gracias y pedir por alguien o algo para el día siguiente. Tres pequeños pasos con los que les enseñamos a diario a hacer un pequeño examen de conciencia.
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