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El 25 de septiembre de 2014 se dio a conocer, oficialmente, la muerte del sacerdote Ascensión Acuña Osorio, cura de la parroquia de San Miguel Totolapan, quien apareció muerto en el Río Balsas, en el Estado de Guerrero, tras varios días de estar desaparecido. Encontraron flotando en el río el cuerpo de un hombre cerca del poblado de La Tinaja; luego, el Ministerio Público de Guerrero confirmó que se trataba del sacerdote incardinado en de la diócesis de Ciudad Altamirano, en una de las regiones más violentas del país. Hasta el momento, “se desconoce el móvil del asesinato”, como suele encubrir su ineficacia la corporación policiaca de Guerrero, aunque se descarta que haya sido un robo, pues según informes de prensa, el cuerpo del padre Ascensión Acuña presentaba huellas de tortura.
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