¡Tú!
¡Y yo! Porque todos somos misioneros. Allí donde estés, si sigues a Cristo, su amor te rebosa y estás llamado/a dar testimonio de lo que ha hecho por ti. Por eso también tu, misionero, misionera, sea cual sea tu edad y situación, mereces todo nuestro cariño y admiración, nuestra oración y colaboración.
+© Mariano Nocetti/Unsplash | CC0