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“Desde que lo encerraron se ha puesto enfermo no sé cuántas veces. Cada día que pasa me parece más apagado» –repetía con la voz entrecortada, preocupado–. «Sin mencionar las consecuencias psicológicas... Es un niño listo. Aunque no tenga aún dos años cumplidos se da perfecta cuenta de lo que está sucediendo, de que algo va mal, de que él y su madre no son libres. Extracto del libro: Me llamo Meriam
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