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Un hombre confiado
“Tú sabes, Madrecita, que he andado en un estado considerable de tensión nerviosa. ¿No es verdad que yo pretendo más bien encontrar descanso (…) en el sueño y en los sedantes nerviosos? Mientras sea así, no voy a estar descansando ni mis nervios van a estar en orden si no reposo en la convicción y conciencia plenas de que el Padre cuida hasta el último instante de mi vida”
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