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EL MANZANO. EL CONOCIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL. Es en torno a este árbol que se manifiesta el comienzo de la historia de la Salvación: “Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol del conocimiento del bien y del mal” (Gn 2,9). Dios permitió al hombre comer de todos los frutos de la tierra, a excepción de este árbol: “De él no deberás comer, porque el día que lo hagas quedarás sujeto a la muerte” (Gn 2,17). Aunque la tradición judía utiliza a menudo una higuera, en la Edad Media la tradición cristiana identificó el árbol con un manzano.
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