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EL ÁRBOL GIGANTE DE NABUCODONOSOR. EL ORGULLO. El rey Nabucodonosor está consternado por un sueño. Solo Daniel, el profeta de Dios, le permite comprender que Dios le advierte contra su orgullo, por el que corre el riesgo de caer en la ruina: “Vi un árbol gigantesco en el centro de la tierra. El árbol creció y se volvió corpulento; su altura llegaba hasta el cielo y se lo veía desde los extremos de toda la tierra. (…) Yo contemplaba recostado en mi lecho las visiones de mi imaginación, y vi que un Guardián, un Santo, descendía del cielo. Él gritaba con fuerza y decía: ‘Derriben el árbol y corten sus ramas’” (Dn 4,7-11).
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