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Mateo Gilarte, "La Natividad de la Virgen", 1651, Museo del Prado, Madrid, España
La composición aquí es mucho más ajustada y es difícil distinguir dónde se ubica la escena. Nótese la presencia del gran telón rojo levantado, a la izquierda, que da un efecto teatral a la escena. El tratamiento de los colores y el claroscuro recuerdan la influencia de Caravaggio. Santa Ana, en su cama, tiene la mirada vuelta hacia el exterior como ausente. A sus pies, tres comadronas atienden a María. El grupo está sutilmente iluminado por la luz que emana del cielo donde se perfila la paloma del Espíritu Santo rodeada de querubines. Detrás del grupo, reconocemos a Joachim, inclinándose para ver a su hija.
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