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Gustave Doré, La Ascensión, 1879, óleo sobre lienzo. Museo del Petit-Palais de París © Wikimedia. La Ascensión de Gustave Doré es absolutamente sorprendente. No hay presencia de los apóstoles ni de la Virgen. El mundo terrestre apenas se adivina detrás de las nubes. Aquí, el espectador es transportado directamente al Cielo con Cristo, en el centro, grandioso, rodeado de incontables ángeles en actitud teatral.
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