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1. Cuando comienza la armadura a torcerse.

- Pequeñas diferencias comienzan a molestarte

- Comienza el diálogo interno de cómo tu cónyuge no es lo que esperabas

Antes, hasta el ruido que hacía al masticar te parecía una hermosa melodía. Y hoy no toleras ni su respirar. Si te pide que le sirvas la comida o que le cambies el foco piensas: “¡Inútil! ¿Acaso tú no puedes hacerlo?”.

Si estás en esta etapa necesitas hacer un parón y reflexionar: ¿Qué me está pasando? ¿Por qué me está irritando tanto? ¿Qué me está molestado?

Puede ser que tu cónyuge no sea lo que esperabas. Pero ¿acaso tú si eres lo que él/ella esperaba?

Necesitamos vivir en la caridad y con los pies en la tierra: si se casaron fue por algo, porque son pareja, es decir, iguales… o por lo menos muy parecidos.

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