El exorcismo de los demonios de Arezzo
En una ocasión Francisco llegó a la ciudad de Arezzo, en ese momento la ciudad se encontraba circundada por terribles luchas internas. Y el santo veía como sobre la ciudad unos demonios que daban brincos de alegría e incitaban a los ciudadanos para que se mataran unos a otros. Llamó al hermano Silvestre que lo acompañaba y le dijo: “Marcha a las puertas de la ciudad y, de parte de Dios omnipotente, manda a los demonios, por santa obediencia, que salgan inmediatamente de allí”. Así lo hizo Silvestre y los demonios escaparon dejando la ciudad apaciguada y serena.
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