Visión del carro de fuego
Un día que el santo se alejó de sus hermanos para predicar, a eso de medianoche mientras el grupo de sus hijos espirituales descansaban el santo se les apareció, envuelto en una aureola luminosa, montado sobre un carro romano de fuego que tirado por un caballo dio tres vueltas a lo largo de la estancia. Los hermanos se despertaron llenos de terror. Francisco se había presentado como un nuevo Elías.
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