El sermón a las aves
En una ocasión el santo llegó a un lugar donde se encontraban reunida una gran multitud de aves de varias especies. Al verlas Francisco, saludó a las aves como si estuvieran dotadas de razón y todas ellas de repente le prestaron atención fijando los ojos en é. Y, dirigiéndose a las aves, las exhortó encarecidamente a escuchar la palabra de Dios, les dijo: “Mis hermanas avecillas, mucho debéis alabar a vuestro Creador, que os ha revestido de plumas y os ha dado alas para volar, os ha otorgado el aire puro y os sustenta y gobierna, sin preocupación alguna de vuestra parte”.
Todos las aves brincaron alegremente. Extendieron sus alas y abrieron el pico para demostrar que entendían sus palabras. Y cuando él las bendijo, todas se pusieron a cantar
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